El periódico de derecha El Diario de Hoy dedica un buen espacio de su edición del 24 de febrero a atacar a la diplomática brasileña Vanda Pignato, esposa del candidato del FMLN, Mauricio Funes. El escrito, que no aparece firmado por ningún redactor, se dedica a explorar la vida de Pignato para desacreditarla en todo lo posible. Desde sus ideales de izquierda y su ya larga militancia con el Partido de los Trabajadores —que jamás ocultó y que no es motivo de vergüenza, sino todo lo contrario— hasta su vida personal.
El artículo, "Vanda Pignato: la acompañante política y esposa", se dedica a presentarla como a una persona sedienta de poder y de influencia. Llegan incluso a compararla con Rosario Murillo, la esposa de Daniel Ortega, y a presentarla como "la mano que mueve los hilos" de la campaña de Funes y de un futuro gobierno suyo. Si Vanda Pignato es la villana, Celina de Ávila es la heroína.
Es obvia la intención calumniosa del artículo, que está en la lógica de la guerra mediática sucia contra el FMLN. Incurre en lugares comunes, propios de la cultura machista. En vez de reconocer sus méritos políticos, el texto destaca la supuesta capacidad de intriga de Pignato. Dentro de la lógica machista, una mujer es incapaz de tener una carrera política importante y de haberse convertido en la referente de la cultura brasileña en el país por méritos propios. No. Todo eso se debe a que es mujer y es intrigante por naturaleza, y a que sus actuaciones son parte de la conjura comunista para apoderarse del país.
Este tipo de ataques no es nuevo. Las mujeres de izquierda han sido blanco de las calumnias del poder machista, sea este capitalista o "de izquierda". La sufragista y feminista salvadoreña Prudencia Ayala, quien se atrevió a postularse como candidata a la presidencia de la República a principios del siglo XX, fue tildada de "loca" por los periódicos de la época. Su pecado fue reivindicar los derechos políticos de las mujeres salvadoreñas en vez de aspirar a ser "joven casadera".
La revolucionaria polaca Rosa Luxemburgo —quien fue una activista del movimiento obrero alemán y polemizó sobre cuestiones políticas importantes con Lenin y otros dirigentes revolucionarios contemporáneos— fue vilipendiada por la derecha alemana. Pero no sólo eso: la misma izquierda ha menospreciado el valor de su aporte teórico, destacando su carácter "emocional", es decir, femenino. Su pecado: proponer una forma de entender el marxismo desde la perspectiva de las bases y no ya la de una dirigencia altamente centralizada.
La fotógrafa italiana Tina Modotti fue calumniada por los periódicos de derecha mexicanos cuando su compañero de vida, el dirigente cubano Julio Antonio Mella, fue asesinado. Estos medios no la dejaron en paz en medio de su dolor. Su gran pecado era ser militante del Partido Comunista italiano y fotógrafa de los oprimidos, en vez de ama de casa. Pablo Neruda la reivindicó con un hermoso poema. Una de sus estrofas dice: "El chacal a la alhaja de tu cuerpo dormido / aun asoma la pluma y el alma ensangrentadas / como si tú pudieras, hermana, levantarte, / sonriendo sobre el lodo".
No es ningún demérito haber trabajado en la solidaridad con la izquierda salvadoreña durante la guerra, ni tampoco haber militado en un partido que lleva a cabo importantes transformaciones sociales en el Brasil. No lo es el ser diplomática de su país, sobre todo si se ha promovido la cultura brasileña a través de la enseñanza del portugués, de exposiciones fotográficas, de conferencias o de visitas de artistas brasileños. No lo es, faltaba más, ser esposa de un candidato presidencial, sobre todo si el hecho de ser esposa no implica ser simple figura decorativa o futuro adorno para alguna de las secretarías gubernamentales "para mujeres". Tampoco lo es el ser víctima de los ataques personales de la derecha.
Hemos mencionado a tres mujeres, pero también están las insurgentes mexicanas Josefa Ortiz de Domínguez, Ana María García, la Güera Rodríguez, por citar algunas mujeres que pelearon con mucho valor en la larga lucha de independencia de México. Conspiradoras, auspiciadoras y animadoras de tertulias donde se articuló la oposición anticolonial, combatientes en primera fila, estas mujeres insurgentes mexicanas son parte de la historia interesadamente olvidada de nuestras repúblicas. Calumniadas en su tiempo, olvidadas por la historia oficial, estas mujeres han sido traídas al presente por Raquel Huerta-Nava en su libro Mujeres insurgentes (México, Lumen, 2008).