El balance correcto en la libertad de expresión

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Willian Marroquín
11/04/2010

La reacción de La Prensa Gráfica (LPG) en contra de una jueza por investigar y condenar —proceso todavía en apelación— la publicación del rostro y la identidad del joven acusado de matar a un alumno del Inframen ha sido desproporcionada. LPG ha dedicado tres semanas y decenas de sus páginas a justificar que actuó correctamente y a descartar cualquier posibilidad de haberse extralimitado en su actuación. A esto hay que agregar la movilización de condenas en contra de la actuación de la jueza por parte de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y otros organismos nacionales; así como la denuncia interpuesta por LPG ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que luego condenó al sistema de justicia salvadoreño por este caso. LPG ha recurrido a todo lo que puede para castigar a la jueza por atentar contra la libre expresión.

El periodista que tomó la secuencia de fotos del asesinato parece que no tuvo tiempo de evaluar lo que sucedía y justificó su actuación diciendo que cumplía con su labor de periodista, algo que suena aceptable. Sin embargo, el cuerpo de editores de LPG sí tuvo el tiempo suficiente para analizar qué y cómo comunicar lo sucedido, y optó por el sensacionalismo, sin importarle los efectos emocionales que esta noticia podría tener en la población ni las repercusiones legales que podría tener su publicación. Ya en la cobertura de otros delitos, como los de prostitución y robo, LPG había respetado la ley juvenil cubriendo los rostros de los implicados y, en algunos casos, usando incluso nombres ficticios en sus narraciones periodísticas, pero en esta ocasión hizo uso de su libertad de expresión.

Con la actuación de la jueza podrían ocurrir dos cosas: si se equivocó en el proceso judicial, el Estado de derecho debe actuar para corregir el error; y si está en lo correcto, entonces el Estado de derecho también debe actuar para que LPG enmiende el daño ocasionado, que en este caso implicará una multa insignificante. Pero en lugar de trasladar la discusión a conceptos de censura periodística, LPG debería haber dejado que la institucionalidad y el marco legal del país funcionaran. Su reacción ha sido de tal magnitud que de ahora en adelante quizás muy pocos jueces se atreverán a señalar fallas en las actuaciones de los medios, y mucho menos un ciudadano común y corriente. ¿Es bueno esto para la democracia del país? Definitivamente, no. Se entiende y comprende que la labor periodística es delicada y que requiere de mucha ética para mantener el balance correcto, lo que es inadmisible es que los medios de comunicación se atribuyan el derecho de tener siempre la verdad y la razón.

El proceder histórico de la prensa escrita del país no ha sido ejemplar, y eso lo sabe toda la sociedad. Por ejemplo, en los últimos eventos electorales han sacado lo peor de sus entrañas para sembrar miedo y para defender el "sistema de libertades". Es ahora el momento de que recuperen su credibilidad, pero actuando de manera profesional y no de forma autoritaria (apelando a castigos públicos que empañan a la libertad de expresión todavía incipiente en este país).

No hay que olvidar que los medios canalizan y expresan intereses de la población (demandas sociales) para que estos sean atendidos por el sistema político. En este sentido, con la cobertura noticiosa del asesinato juvenil, LPG cumplió de cierto modo su misión de lograr que el problema de la inseguridad ciudadana y la violencia social sea atendido por el Gobierno de manera urgente. De seguro, en el futuro ya vendrán premios periodísticos que legitimen la actuación de La Prensa Gráfica. Pero no hay que perder de vista que los medios también persiguen sus propios intereses, y es evidente que la libertad de expresión les preocupa quizá mucho más que la ola de asesinatos que abate al país. Un flagelo este que el Gobierno y todos los ciudadanos deben atender adecuadamente.

En definitiva, lo que realmente preocupa es que se pase de la defensa de la libertad de expresión a la manipulación, entendida esta como "intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares" (RAE). Ojalá no se esté regresando a ese proceder que tanto daño ha hecho al país en su historia reciente.

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Anónimo
22/05/2013
12:50 pm
"LPG debería haber dejado que la institucionalidad y el marco legal del país funcionaran"... Será ejemplo de esto el caso del alcalde San Marcos. En nuestro país el marco legal y la institucionalidad depende de quien será el afectado. Por que hay tanto reparo en que los medios muestren imágenes que trasladan y generan conciencia y pensamientos que permitan erradicar males sociales como la delincuencia o los asesinatos. Desde mi perspectiva no debería de existir ningún tipo de favor hacia seres humanos que se valen de su edad para cometer con mucho descaro crímenes o actos vandálicos. Prefiero que me digan "su hijo menor de edad aparece en una foto , acusado de manejar ebrio ", a que me digan, "su hijo fue asesinado y el culpable por ser menor de edad será favorecido por el juez"
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Anónimo
14/04/2010
09:27 am
No ocultemos en polémicas banales lo verdaderamente bochornoso de este asesinato: ningún ciudadano o ciudadana tuvo el coraje y la responsabilidad social para evitar este acto enfermizo de violencia. El joven asesinado no solo fue víctima de un asesino enfermo sino también del reportero y de todos los que se percataron de lo que sucedía. Hubiéramos hecho nosotros algo por defender a esa víctima?
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Anónimo
13/04/2010
14:32 pm
Yo creo que lo que no hemos visualizado todavía como sociedad, es que la jueza al aplicar la ley realmente está defendiendo los derechos de los salvadoreños inocentes y no del delincuente protagonista de la nota periodística. ¿A qué me refiero?: ¿qué tal si cuando se comete un delito la policía captura por error a un menor que se parece al malhechor, pero que es inocente? ¿qué tal si ese menor es su hijo, o su sobrino, o su nieto? ¿nos justaría que un periódico los marque apresurada e injustamente como delincuentes? Al respetar los derechos establecidos en la ley realmente estamos garantizando que se respeten los derechos que tienen las personas honorables, pero que por mala suerte pueden estar en el momento y lugar equivocados. La jueza y la ley no están defendiendo al delincuente como se quiere argumentar en los medios. En realidad nos están defendiendo a nosotros de los er
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Anónimo
13/04/2010
13:09 pm
Excelente articulo mi estimado William. No confundamos.
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