La semana recién pasada, el PNUD presentó su nuevo informe de desarrollo humano, titulado Imaginar un nuevo país. Hacerlo posible. El título lleva en sí la síntesis del contenido. Necesitamos transformaciones urgentes y profundas. Así como hemos caminado desde el fin de la guerra, tenemos muy poca perspectiva de un futuro mejor, más armónico, pacífico, con un desarrollo equitativo y con cohesión social. En realidad, los informes de este tipo del PNUD constituyen un desafío para nuestro país. Tienen una base de investigación muy completa, nos ponen críticamente en contacto con la realidad nacional, tantas veces cruda y difícil, y hacen siempre propuestas realistas. En general, y más allá de las diversas opiniones sobre puntos concretos, podemos decir que estos informes nos ofrecen las mejores síntesis, estudios y propuestas sobre diversos temas estratégicos para el desarrollo y el futuro de El Salvador. Pero tendemos a desaprovechar el esfuerzo. Los políticos, por supuesto, pasan sobre estos temas como gato sobre ascuas. La misma opinión pública, más interesada en temas coyunturales, suele hojear demasiado rápido las páginas de una de las fuentes más importantes de conocimiento y reflexión sobre El Salvador.
Sin embargo, no podemos considerar estos magníficos informes como una oportunidad perdida, aunque haya quien los desaproveche. Para muchos se convierten en materia de estudio, reflexión y, todavía mejor, en base de los esfuerzos de concientización de nuestra gente en este país que necesita pensarse a sí mismo y salir de sus rutinas circulares y paralizantes. Siguiendo el modelo característico de esta instancia de las Naciones Unidas, el informe parte de la necesidad de desarrollar plenamente las capacidades de la gente. De nada sirve la inversión extrajera, el dinero de los ricos y la palabrería de los políticos si no conseguimos un pleno desarrollo de capacidades. Esas que muchos salvadoreños han tenido que emplear fuera de nuestras fronteras porque entre nosotros no tenían opción. Con su eficacia habitual, el PNUD nos ofrece una edición impresa y sube inmediatamente el informe a Internet. No hay excusa para no aprovecharlo.
El documento, en su análisis crítico, camina muy en coincidencia con un libro de economía que ha tenido enorme éxito tanto en Estados Unidos como en el mundo de habla castellana al ser traducido este año por la española Universidad de Deusto. Me refiero a Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglu y James Robinson. En este libro se insiste en que los países fracasan cuando son incapaces de crear instituciones inclusivas. Y el informe actual no vacila al decir, refiriéndose a nuestras instituciones económicas y sociales, que "dentro de este contexto institucional el desarrollo es imposible". Pero al mismo tiempo que hace una acertada crítica, propone caminos y soluciones.
Los tres grandes temas que el texto adopta, y que se convierten en las vías de desarrollo de capacidades, son la infancia y adolescencia, el hogar y la familia, y el trabajo decente. No hace mucho comentaba un directivo de Unicef que en El Salvador solo existen, para las políticas públicas, niños escolarizados. Para los demás, a duras penas hay programas. A partir de los dos años, el porcentaje de los que tienen posibilidades de educación inicial son mínimos. El mismo informe nos recuerda que solo el 60% de los niños termina el noveno grado. Y muchos se quedan ahí, sin continuar los estudios. La familia, tradicionalmente, ha sido la gran olvidada en las políticas públicas. Las posibilidades de vivienda digna están negadas para muchos. Y esto a pesar de que los fuertes vínculos familiares son uno de los elementos más poderosos en la construcción de futuro. Simplemente recordar las remesas nos deja ver cómo el esfuerzo y el cariño de las familias, aun separadas, ofrece a El Salvador un enorme alivio en medio de sus problemas. Y con respecto al trabajo decente, basta con ver la escasa cobertura del Seguro Social, o los miserables e injustos salarios mínimos, para darse cuenta del déficit que tenemos.
Para los tres temas propone soluciones el informe del PNUD. Soluciones sobre las que todos deberíamos reflexionar y que suponen profundos cambios tanto institucionales como culturales. Por eso, como bien insiste el documento, es necesario que los salvadoreños dialoguemos más, y con mayor apoyo de datos y conocimiento, sobre nuestra propia realidad y sobre el futuro que deseamos. Este informe de desarrollo humano muestra un camino realista que todos deberíamos conocer y sobre el que todos deberíamos opinar. Desde los últimos años de la escuela, en los sindicatos, en las universidades, en las Iglesias, en las diversas instituciones y ONG, leer, debatir, estudiar y dialogar sobre estas propuestas sería preparar un futuro digno. Y prepararlo con mayor eficacia que prestando oídos a una propaganda política en muchos aspectos pobre y alejada de las soluciones estructurales que el país necesita.