Exorcizar el poder

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Entendemos aquí por exorcizar la acción de vencer el mal común con el bien común. Esto implica no ceder a la fatalidad de que la política partidaria será siempre sinónimo de corrupción, demagogia, incapacidad, despilfarro, manipulación y clientelismo electoral. Exorcizar es transformar esa manera de hacer política por otra que efectivamente busque el bien común, la solución de los principales problemas que afectan a las mayorías, la cultura de rendir y pedir cuentas, la democratización de los partidos políticos y la honradez con la cosa pública. En este sentido, a exorcizar el poder apuntan, en principio, las propuestas hechas por el movimiento Aliados por la Democracia, integrado por organizaciones de la sociedad civil salvadoreña. Ellos plantean en la temática electoral al menos cuatro cambios fundamentales que requiere el sistema electoral de El Salvador para avanzar hacia mejores niveles de representatividad. Veamos sus propuestas y algunos de sus argumentos principales en torno a este ámbito.

Primero, proponen la necesidad de un sistema electoral que garantice el derecho de los ciudadanos y ciudadanas a elegir libremente a los diputados de la Asamblea Legislativa. Y la propuesta surge del hecho de que hasta ahora solo se ha permitido que la papeleta tenga las banderas de los partidos políticos que participan en los procesos electorales, lo cual implicaba que en realidad fueran los líderes de los partidos los que definían quiénes se convertían en diputados. En consecuencia, Aliados por la Democracia señala que ese sistema de elección contradice uno de los principios constitucionales básicos, el cual sustenta que la soberanía del poder reside en el pueblo, que debe elegir libre y directamente a sus representantes.

A partir de una propuesta presentada por el movimiento, y en cumplimiento a una de las sentencias emitidas por la Sala de lo Constitucional, la Asamblea Legislativa reformó de manera transitoria el Código Electoral, válido para las elecciones de marzo 2012, estableciendo nuevas reglas de juego para elegir diputados a través del método de listas cerradas y desbloqueadas. No obstante, el ideal propuesto por Aliados es transitar hacia un esquema de listas abiertas, en las que el ciudadano elija, según su preferencia, tantos candidatos como escaños exista en su respectiva circunscripción, pudiendo votar por candidatos de distintos partidos y/o candidatos no partidarios. Elegir y no solo votar es una forma de limitar el poder de la partidocracia; un primer paso —aunque sea solo de forma transitoria y parcial— se ha dado ya para las elecciones de 2012.

Segundo, actualmente, por el mecanismo a través del cual se eligen concejos municipales, el partido ganador obtiene la totalidad de los concejales, más el alcalde y el síndico. Esto implica que basta con que un partido político obtenga un voto más que los demás en contienda para controlar totalmente el gobierno municipal. En la práctica, resultan "victoriosos" partidos políticos que reciben el apoyo de menos del 50% de los votantes. La propuesta de Aliados por la Democracia es establecer representatividad proporcional de los partidos políticos en los concejos municipales. El planteamiento incluye como necesidad una cláusula de gobernabilidad para contribuir a garantizar estabilidad y sensatez en las decisiones colegiadas que tome el gobierno municipal. Por eso se propone que el partido político ganador tenga como mínimo la mitad más uno de concejales, más el alcalde y el síndico. ¿Qué se pretende conjurar? La presencia de gobiernos municipales unipartidarios, la desconfianza en las acciones de los concejos municipales y la polarización del sistema político salvadoreño. ¿Qué se busca fortalecer? La representación y participación ciudadana, la transparencia y uso eficiente de los recursos municipales, y los consensos políticos para potenciar el desarrollo local.

Tercero, frente a la falta de controles que garanticen que las actividades políticas se realizan con equilibrios entre un gasto razonable y un ingreso suficiente, y ante la potencial aparición de fondos provenientes del narcotráfico y del crimen organizado, se plantea la necesidad de una ley de transparencia en el financiamiento de los partidos políticos y candidatos no partidarios. Para los Aliados por la Democracia, lo ideal es que el país cuente con una ley de partidos políticos que regule su vida cotidiana e institucional, incluyendo aspectos como democracia interna, derechos y deberes de los militantes, mecanismos de participación, elección de autoridades, etc. Pero mientras eso no llegue, se estima que al menos debe aprobarse la ley de transparencia que promueva la auditoría social de parte de la prensa, ciudadanos y afiliados hacia los partidos políticos y candidatos no partidarios, y que elimine los posibles riesgos de que el crimen organizado, el narcotráfico y grupos con intereses indebidos penetren en la política partidaria.

Finalmente, ante la desconfianza que mantiene la ciudadanía hacia el Tribunal Supremo Electoral, derivada de la falta de equilibrio en su composición y de la falta de independencia en sus decisiones, los Aliados para la Democracia proponen la creación del Instituto Electoral, que tendría como función exclusiva la administración de los procesos y eventos electorales, y delegar en el Tribunal Supremo Electoral únicamente la función de impartir justicia en materia electoral. Una de las condiciones para garantizar elecciones transparentes y justicia electoral es que los miembros de estos órganos colegiados no tengan afiliación política partidaria. En este plano se busca una democracia transparente en sus procedimientos y liberada de la arbitrariedad y abusos de la partidocracia.

En lo que tiene que ver con el sistema electoral, la propuesta es un buen principio para exorcizar el poder de males muy arraigados en la política salvadoreña. Que la sociedad civil comience a desmontarlos es un buen signo, algo que debe promoverse y cultivarse.

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