El tema de las agendas se ha puesto de moda. El que no promueva la agenda gubernamental, independientemente de que haga bien su labor desde el punto de vista técnico, corre el riesgo de ser despedido si trabaja en alguna dependencia estatal. Así le ha pasado a 300 trabajadores de uno de los ministerios. Cuál es la agenda queda un poco en el misterio, pues aparte de un proyecto político electoral lleno de promesas redactado hace cinco años, no hay agenda propiamente dicha. La única agenda gubernamental, escrita y dada a conocer públicamente, es la llamada Agenda Digital de El Salvador 2020-2030. En esa agenda, que pretende “integrar a todos los actores que participan del desarrollo del país a través de la innovación y de la aplicación de las TIC”, aparecen también los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que componen la Agenda 20-30 de la ONU.
Así las cosas, llama la atención que una persona con un cargo importante en la Asamblea Legislativa haya dicho recientemente en la red social X que “la Agenda 20-30 no tiene cabida” en El Salvador. Salvo que haya surgido una nueva Agenda 20-30, la que se nombra habitualmente con ese nombre es la propuesta por la ONU para impulsar el desarrollo. Y si uno busca en las redes de la ONU el trabajo que el organismo realiza en El Salvador, se encuentra con una página en la que se nos dice que están invirtiendo en El Salvador, precisamente en esa Agenda 20-30, un poco más de 40 millones de dólares. Y es que en la Agenda 20-30 hay unos objetivos de desarrollo sostenible que el país aceptó incluir en sus políticas internas. Unas políticas muy básicas como la de trabajar por darle fin a la pobreza, eliminar el hambre, brindar agua y saneamiento para todas las familias salvadoreñas, y otros 14 objetivos más “en los que la ONU está trabajando en El Salvador”.
Lo más grave de esa frase de que “la Agenda 20-30 no tiene cabida” no es que sea mentira. Además de ser falsa, porque las dependencias de la ONU trabajan en ella con el Gobierno de El Salvador, ese tipo de discurso se utiliza para discriminar personas, ofender a otros y sembrar desconfianza e inseguridad en la gente. Las agendas de desarrollo son siempre positivas si son simultáneamente inclusivas. Pero agendas, aunque sean gubernamentales, que impliquen discriminación, que busquen enemigos y propongan castigos generalizados, o que exijan juramentos de fidelidad ciega no son agendas de desarrollo humano. Y si se diera ese tipo de agendas, dejarían a nuestro país no solo en el subdesarrollo humano, sino en una situación en la que los valores fundamentales de convivencia humana sufrirían graves daños. La fraternidad, el diálogo, la tolerancia, la inclusión son valores de desarrollo humano y de convivencia pacífica. Sobre ellos hay que construir agendas de desarrollo. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU aparecen en la página de la Presidencia de la República, y eso es bueno. Pero sería mucho mejor que todos los funcionarios y políticos de Nuevas Ideas fueran coherentes de palabra y de obra con la Agenda 20-30, que recoge los 17 objetivos mencionados.