Mucho se dice que Internet está transformando todos los campos del saber y la vida. Quizá donde se perciben más avances y, por consiguiente, más conflictos es en el campo de la educación. Los críticos a la educación formal o tradicional (la de pizarra y yeso en un aula de ladrillo) vaticinan que con el desarrollo actual de la Red se está cerca de la desaparición tanto de la escuela como de la universidad tradicionales. Se prevé la sustitución del profesor por un dispositivo móvil ubicado en el podio de un aula, que proyectará un curso en línea de acceso abierto y masivo (MOOC, por sus siglas en inglés: massive open online course). También se habla de la inminente sustitución del libro en papel por el digital y de las bibliotecas físicas por bases de datos digitales almacenadas en la "nube".
¿Qué hacer para enfrentar este desafío? ¿Cuán cierto es este temor infundado? ¿Es Internet lo que está cambiando a la educación o es a la inversa? Es bueno recordar que Internet, después de su separación de Arpanet, nació como un proyecto académico, cuyo objetivo fundamental era conectar a las universidades y centros de investigación de Estados Unidos para el intercambio de información científica y facilitar la creación de conocimiento conjunto. Desde un inicio, la comunidad científica se encargó de definir la estructura de la Red de manera abierta, a fin de permitir su escalamiento, con protocolos estándares de comunicación que aseguraran y facilitaran la conectividad. Además, en el desarrollo de la arquitectura de Internet se utilizó software de código abierto, que puede ser ampliado y mejorado de manera continua por la comunidad científica.
Por tanto, desde su origen, Internet comparte con la educación elementos esenciales: el intercambio de información, la comunicación y la generación de conocimiento. Ante esto, se puede afirmar que el estado actual de la tecnología de Internet se debe fundamentalmente a la comunidad científica (es decir, a la educación) y a los productos tecnológicos del sistema de innovación mundial. Entonces, queda claro que desde un principio ha sido el sector educativo el que más ha transformado a Internet, y no al revés. Este proceso de incidencia de la educación sobre Internet ha continuado desplegándose en los últimos 25 años. Así aparece el movimiento de recursos educativos abiertos, que adquiere carácter global con productos como Wikipedia, YouTube EDU (que alberga millones de vídeos educativos), iTunes U, Coursera, EdX y los MOOC (desarrollados por profesores de universidades como Yale, Standford y el MIT, entre otras).
También en ese lapso se ampliaron los movimientos de "cultura abierta", dando origen, por ejemplo, al open hardware, open source software (OSS) y free open source software (Floss). Además, se crearon diversos repositorios de información de acceso abierto, como el del MIT, que pone a disposición (sin costo) los contenidos de sus clases, seminarios, podcasts, vídeos y toda clase de objetos de aprendizaje, los cuales se pueden copiar, distribuir e incluso modificar. Este movimiento de recursos educativos abiertos ha sido ampliamente impulsado por Brasil, con resultados exitosos en su economía y en su sistema educativo.
Del mismo modo, la escuela y la universidad tradicionales han aportado a Internet con el desarrollo de tecnologías de e-learning, que en definitiva no son más que un simple traslado a la Web de lo que ya existía en la educación tradicional. En el e-learning, al igual que en la educación tradicional, se distribuyen contenidos bibliográficos, se formulan y aplican exámenes, se reciben tareas y se establecen espacios de comunicación entre los estudiantes; todo por vías digitales. En otras palabras, la escuela tradicional tiene continuidad en Internet, pero en formato digital y con el apoyo de sistemas de manejo de contenidos.
Está claro que las instituciones educativas deben acoger con urgencia el movimiento de recursos educativos abiertos y estar atentas al desarrollo de tecnologías emergentes. En este sentido, la adopción del software libre y de código abierto en la UCA es un paso importante. Pero paralelamente deben crearse en la Universidad auténticas comunidades de aprendizaje; comunidades que permitan el despliegue de los elementos esenciales de Internet (intercambio de información, comunicación y generación de conocimiento) y que contribuyan con el desarrollo de nuevas pedagogías.