Los llamados seguidores del “bukelismo” defienden la figura de Nayib Bukele como líder absoluto e incuestionable. Bukele es percibido como un líder joven, irreverente, y sin compromisos con el pasado corrupto y burocratizado, mientras se posiciona como un popular líder outsider, (aunque ya contaba con experiencia política como alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012 y de San Salvador en 2015, cargos que ganó con la bandera del FMLN). Bukele ha insistido en que no es “ni de izquierda ni de derecha” y se nutre de las demandas insatisfechas de inclusión y de seguridad. Por su parte, sus seguidores no solo están dentro de El Salvador, sino también fuera. Los adversarios o antagonistas del bukelismo son los partidos tradicionales (ARENA y FMLN) a los que se refieren como “los mismos de siempre” y a quienes los seguidores del presidente reclaman que “devuelvan lo robado”. Convenientemente, Bukele también coloca como opositores a todos aquellos que reclaman transparencia y rendición de cuentas o a quienes se atrevan a criticar su gestión gubernamental, ya sean medios de comunicación, tanques de pensamiento o universidades.
El bukelismo se arropa bajo diferentes plataformas políticas y no depende de un único partido (nació en el FMLN, coqueteó con el CD, llegó al ejecutivo con GANA, se consolidó en Nuevas Ideas, y en la Asamblea Legislativa tiene aliados en partidos como el PDC y el PCN). Los partidos del bukelismo son una mayoría abrumadora en la Asamblea Legislativa (período 2021-2024) y en su narrativa plantean una grandeza nacional sin comparación en el mundo o en la historia y defienden y fomentan la concentración del poder en un solo individuo.
Dicho lo anterior, en este escrito se busca profundizar en una de las formas de operar propias de Bukele y el bukelismo, es decir, en el uso de la religión como justificación de políticas autoritarias (Aguilar Vásquez, 2022). Cabe aclarar que, después de la firma de los Acuerdos de Paz, la religión también fue instrumentalizada por otros presidentes, pero en ningún caso, su uso había favorecido tanto el abuso de autoridad y la violencia del Estado como en las cinco situaciones que se señalan a continuación:
1) Hacer referencias a Dios al momento de implementar acciones represivas. Para el caso, en redes sociales han sido comunes las fotos de militares y policías junto con referencias a Dios. Estas referencias se ven en mensajes, imágenes y acciones de seguridad pública como el Plan de Control Territorial o el régimen de excepción. Un ejemplo de esto ocurrió el 19 de junio de 2019 en Twitter, donde el presidente Bukele compartió la frase: "Dios guía nuestro Plan" junto con una foto con parte de su gabinete portando uniformes de policías y militares. Esto fue bien recibido por sus seguidores, aunque irrespetó las garantías al debido proceso de un Estado democrático.
Fuente: Bukele, N. (2019).
2) Justificar ataques e insultos a oponentes políticos usando la religión. Por ejemplo, el 31 de mayo de 2020, en la víspera del primer año del actual Gobierno, el presidente Bukele hizo un reclamo: “Que Dios los perdone, porque yo no los voy a perdonar. Son perversos, dan asco y ellos lo saben y no lo digo yo, lo dice el pueblo salvadoreño. Son lo peor que ha tenido este país”. Esta frase fue utilizada como una descalificación a sus adversarios políticos. Del mismo modo, es común ver en el bukelismo mezcla de referencias a Dios con insultos.
3) Plantear al mismo tiempo políticas arbitrarias y lenguaje religioso. El 9 de febrero de 2020, cuando Bukele ordenó la toma militar del Palacio Legislativo, el presidente se dirigió a la multitud diciendo que Dios le habló y que le había pedido paciencia con los diputados (para no ejecutar un golpe a la Asamblea Legislativa). Entonces dijo: "Si quisiéramos apretar el botón, sólo apretamos el botón. Pero yo le pregunté a Dios y Dios me dijo: "paciencia, paciencia". Otro caso se dio en los primeros días de la pandemia, cuando en una cadena nacional de radio y televisión realizó una oración a Dios y anunció la implementación de medidas autoritarias como un estado de excepción, cuarentena domiciliaria obligatoria y detenciones arbitrarias contra las personas que violara dichas disposiciones. En estos casos, el mandatario utiliza a Dios para justificar decisiones arbitrarias y el irrespeto a los derechos ciudadanos.
4) La presentación de la figura política de Bukele como instrumento de Dios. Por ejemplo, el 1 junio de 2020 el presidente expresó: "...las élites dicen (que) ese presidente mucho menciona a Dios, mucho mete a Dios en la política. Yo no meto a Dios en la política, Dios está en todos lados, y Dios nos va ayudar, y Dios nos va a sacar de esta, estoy seguro 100%, y nosotros vamos a ser instrumentos de Dios para ayudarle al pueblo salvadoreño". También, el 20 mayo de 2020 el presidente pidió a los alcaldes declarar en sus municipios el Día Nacional de la Oración y dijo: “vamos hacer instrumentos de Dios para sacar adelante el país”. Del mismo modo, Nayib Bukele, en la tragedia del deslave en Nejapa el 30 octubre de 2020, dijo: "Dios nos usará como instrumento para salvar vidas". Incluso esta atribución de ser instrumento de Dios fue colocada como parte de su presentación en redes sociales el 22 de marzo de 2021. Simbólicamente esto le coloca por encima de la ley ante sus seguidores, lo cual es ajeno a los principios democráticos, pero una justificación muy conveniente para fomentar su liderazgo.
5) Justificación de tipo mesiánico religiosa a un liderazgo político. Algunos funcionarios- fieles a Bukele- mezclan el lenguaje religioso y la admiración (lealtad) a Bukele en sus mensajes, favoreciendo un proyecto autoritario.
Tabla 1: Referencias de funcionarios y/o miembros de Nuevas Ideas a Dios y a Nayib Bukele
Fuente: Aguilar Vásquez (2022)
Planteado lo anterior, es necesario insistir en que las referencias religiosas no son únicas del presidente Bukele o del bukelismo, pues casi todos los presidentes y políticos las hacen. Incluso se espera que lo hagan, pero en un sentido amplio, incluso adecuado a la ocasión, ya que estas referencias son culturalmente aceptadas, como en saludos o despedidas presidenciales o incluso en catástrofes.
Sin embargo, las cinco formas señaladas son especialmente llamativas porque resultan peligrosas para la democracia, ya que mezclan política y religión para tomar ventaja política y fomentar el autoritarismo. De esta forma se genera una especie de fundamentalismo que combina la dominación ideológica inmaterial (del fundamentalismo religioso) y la dominación física (del autoritarismo político) en situaciones bien concretas. En todas estas acciones hay un sometimiento hacia quien detenta el poder como único poseedor de “la verdad”, que incluso está por encima de la ley. Por tanto, en estas cinco situaciones, el bukelismo dificulta el reconocimiento y respeto pleno de los derechos de todos los ciudadanos, mientras obstaculiza la rendición de cuentas y se desmejora la calidad de vida de las grandes mayorías.
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Bibliografía
Aguilar Vásquez, L. E. (2022). Nayib Bukele, el bukelismo y el uso de la religión. Realidad Y Reflexión, 1(55), 164–184. https://doi.org/10.5377/ryr.v1i55.14429
Bukele, N. (2019). Dios con ustedes. https://twitter.com/nayibbukele
* Luis Eduardo Aguilar Vásquez, del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas. Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 104.