La última encuesta preelectoral del Iudop muestra que, a menos de un mes de los próximos comicios, la brecha entre los dos partidos mayoritarios se ha ampliado a favor del FMLN. Esta mayor ventaja se debe tanto a un aumento en el caudal de apoyos hacia el partido de izquierda como a una importante reducción de los que se inclinan por Arena. Otro elemento que aparece bastante claro en este sondeo es que Antonio Saca no creció como muchos esperaban, con lo que queda desterrada la posibilidad de que su Movimiento Unidad se posicione como la segunda fuerza política en el país. Con ello también queda atrás la posibilidad de que el proyecto político del expresidente emerja como una tercera vía, con la fuerza suficiente para romper con la tradicional polarización, lo que reafirma el peso que siguen teniendo los partidos tradicionales. Sin embargo, aunque Unidad no logró consolidarse lo suficiente, consiguió dividir el voto de la derecha y, con ello, erosionar a Arena.
Por su parte, el FMLN ha logrado mejorar su imagen como partido, algo que beneficia a su candidato a la presidencia, quien en los últimos meses ha elevado su perfil ante los ciudadanos, aun cuando se trata de una figura poco carismática. El sondeo revela que en los últimos meses ha crecido el número de personas que consideran que el FMLN es el partido más capaz de bajar los costos de los servicios básicos, reducir la pobreza y crear fuentes de empleo. Incluso ha aumentado en varios puntos porcentuales el grupo que lo percibe como el más idóneo para encarar la delincuencia. Esto deja entrever que la campaña de Arena centrada en destacar el fracaso del Gobierno en la lucha contra la delincuencia parece no haber surtido efecto. Todo parece indicar que, pese a que ha crecido el reclamo ciudadano en torno a la situación delincuencial, esta vez la estrategia de Arena de recurrir a la instrumentalización de las pandillas y a ofrecimientos de mano dura no está revirtiendo su tendencia hacia la baja, como ocurrió en la elección de 2004. Y esto debido en parte a que, al menos hasta el período en el que se hizo la encuesta, la percepción sobre la situación del país no parecía estar pesando demasiado entre los electores para decidir su voto.
En contraste, la intensa y menos ortodoxa campaña institucional del FMLN, centrada en destacar los logros sociales del Gobierno, capturar el interés de diferentes segmentos de la población y remarcar la necesidad de continuidad, parece estar siendo más efectiva. De hecho, de acuerdo a la encuesta, la mitad de los que se inclinan por el FMLN dicen que votarán por el partido para que sigan los cambios y porque está ayudando a los pobres. A esta mejora en la imagen del FMLN se suma un mayor rechazo a la posibilidad de que Arena retome el poder. Dos terceras partes de la gente declaró que Arena no debería volver a gobernar; una opinión que probablemente se ha visto influida no solo por la mala campaña del partido de derecha y sus problemas internos, sino también por la salida a la luz de diferentes casos de corrupción, en los que están involucrados exfuncionarios areneros. Particular importancia tiene al respecto el caso de Francisco Flores, que ha alcanzado más notoriedad pública en las últimas semanas. De hecho, dos terceras partes de los encuestados creen que las acusaciones contra Flores afectarán electoralmente a Arena.
En el grupo que rechaza la posibilidad de que Arena retorne al poder, se incluye tanto a los que otorgan incondicionalmente su respaldo al FMLN como a los que, pese a sus dudas sobre el Frente, se decantarían por este antes que votar por Arena. Esto ilustra la dinámica de rechazos que prevalece entre muchos electores y evidencia que las motivaciones para votar siguen estando fuertemente fundamentadas en una lógica de polarización y en la percepción de los partidos. La confluencia de este y otros factores, como la valoración favorable del candidato a la vicepresidencia del FMLN y la campaña en contra de Arena que ha emprendido el presidente Funes, se están traduciendo en apoyos más amplios y diversos hacia el FMLN. Al caudal de apoyos electorales propios del partido de izquierda, se suma ahora un mayor respaldo de sectores que tradicionalmente se han decantado por Arena, como los electores más jóvenes, residentes de las áreas rurales y jubilados. Esto revela cambios en las tendencias del comportamiento electoral. En el caso de Arena, esta progresiva merma de sus apoyos ha terminado arrastrando a su propio candidato, quien hace dos años mostraba los más altos niveles de popularidad. Y es que Arena cifró la esperanza de reconquistar el Ejecutivo en el importante nivel de popularidad del que gozó en su momento Norman Quijano, algo que no pareció ser suficiente en esta coyuntura electoral.
Sin embargo, incluso con la erosión de Arena y la diversidad de factores a favor del FMLN, el sondeo muestra que el partido de izquierda llega a la elección sin tener asegurada una victoria amplia y en primera vuelta, lo que ilustra la complejidad de la cultura política salvadoreña. Finalmente, hay que tomar en cuenta un elemento del que poco hablan los que se dedican a vaticinar el futuro electoral del país: los resultados de una elección se ven afectados de manera importante por la tasa de participación electoral. En el escenario de una elevada abstención, los partidos requerirán menos votos para alcanzar el ansiado 50% más uno. En el pasado, los altos niveles de abstención terminaban favoreciendo a Arena, pero dadas las mutaciones en los apoyos políticos y los cambios en el perfil de los simpatizantes de cada partido, no es seguro que la situación se repita el 2 de febrero.