No más víctimas de la violencia

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Idhuca
21/04/2010

Esta semana, Tomás Antonio Gómez Valdizón, Felipa Audelia y Marlene del Carmen Barillas, docentes de un centro escolar en San Juan de Opico, fueron asesinados. De momento, las autoridades policiales han iniciado una investigación. Este hecho demuestra una vez más que la violencia afecta a todos los sectores sociales y segmentos de población, sobre todo en territorios en los que las brechas sociales son más grandes, existen grupos poblacionales estigmatizados y la criminalidad, en sus diversas expresiones, copa la interacción social.

La violencia atenta contra el derecho fundamental de la persona humana: la vida. Por tanto, es urgente que el Estado emprenda acciones a partir de una visión estratégica sobre el tema, tal como se ha insistido desde este espacio en reiteradas ocasiones. Para esto, el fortalecimiento de las capacidades de investigación debe ser una prioridad, así como el mejor desempeño del sistema judicial, a fin de acabar con la impunidad y brindar justicia a las víctimas.

El lamentable caso, como en hechos similares recientes, ha dado paso a la movilización ciudadana: docentes, alumnos y pobladores han sumado esfuerzos para denunciar el grado de violencia en la zona, así como para demandar una pronta investigación que permita deducir responsabilidades al respecto. Ello mediante actividades como una marcha en la que participaron más de 4 mil personas.

En El Salvador, la violencia se ha convertido en un efecto generador de acciones colectivas desde la ciudadanía afectada. Como resultado, las demandas y peticiones por justicia hacia las autoridades se han convertido en pan de cada día. Sin embargo, la agenda gubernamental en materia de seguridad, prevención de la violencia y persecución del delito no está respondiendo a los problemas cotidianos y crímenes, que dejan una tasa de 12 homicidios diarios.

Ante la inercia institucional, la intervención escasa y las fallas del aparato estatal sobre el tema, son las y los ciudadanos quienes hacen oír sus voces para exigir cambios efectivos y no más víctimas de la violencia.

Esta tendencia a la acción solidaria debe, no obstante, fortalecerse y trascender los momentos de duelo, para convertirse en un movimiento ciudadano fuerte, creativo, amplio y empoderado que cuente, además, con capacidad efectiva de interlocución con las autoridades. Una tarea que le corresponde a toda la sociedad salvadoreña.

Ahora, tres docentes han sido las víctimas de la violencia, tal como ayer lo fueron estudiantes, amas de casa, jóvenes, trabajadores, obreros, niños, niñas, profesionales...: una larga lista que abarca a todos los salvadoreños. Esta ola de muertes violentas debe detenerse; un objetivo alcanzable en la medida en que las instituciones cumplan a cabalidad con su papel y erradiquen la impunidad en la cual la mayoría de estos hechos queda.

No más víctimas de la violencia, no más víctimas de la inoperancia institucional, no más víctimas de la impunidad.

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Anónimo
23/04/2010
12:36 pm
Impotencia, dolor, angustia, coraje, inseguridad... tal parece que ahora son los sentimientos que embargan a nuestra gente. Necesitamos hacer algo mas que esperar que nuestras autoridades actuen, pero que? como? quien? , quisiera que estas interrogantes tuvieran respuesta... Mi terruño Bendito no puede seguir sufriendo mas!!!!
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Anónimo
22/04/2010
12:30 pm
Otra voz más que clama en el desierto! si hiciéramos un recuento de cuántos reclamos, marchas, protestas, rabietas hemos hecho como pueblo llenaríamos varios libros y ¿saben el resultado?, NADA!! entonces, ¿a quien y cómo debemos elevar nuestros ruegos, súplicas, exigencias, lo que sea?! xq parece que Dios escucha pero no se quiere meter, si no es a Dios, ¿entonces a quien? estamos totalmente hartos de tanta violencia e inseguridad, que estoy seguro que si sale un caudillo con sus t... bien puestos al mejor estilo del General Martínez, todos lo apoyamos, no me digan que no, con la desesperación que tenemos, la medidas drásticas son las que aceptamos.
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