Opinión pública y fin de mandato

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José M. Tojeira
25/05/2009

La UCA ha dado a conocer hoy su tradicional encuesta de opinión pública de mediados de año. Esta coincide con el fin del mandato del presidente Elías Antonio Saca. Los datos sobre el pensamiento de nuestra gente son abundantes, pero nos centraremos en aquellos que son más interesantes para interpretar nuestra realidad. La opinión pública no sólo refleja un estado de pensamiento poblacional en un momento concreto, sino que ayuda a interpretar, si se lee con detalle y secuencialmente, los dinamismos que mueven la historia nacional.

Arrancamos con la nota del Presidente: 5.85. Aunque no es la peor nota que un mandatario ha obtenido en nuestras encuestas, sí es la peor con la que termina un presidente de Arena. Sin embargo, el tema requiere interpretación. Cristiani terminó mejor por la gestión del proceso de paz. A Calderón Sol, muy cerca de Saca en la evaluación final (5.89), le ayudó el Plan de Nación. A Flores, el anuncio de la Mano Dura. Pero esos repuntes finales son parte de los fracasos de Arena que ahora recaen sobre la presidencia de Saca. Las privatizaciones de Cristiani crearon un ambiente de voracidad económica inmoral e incluso legalizaron, en algunos aspectos, formas de corrupción. El Plan de Nación, que despertó verdaderas expectativas, fue abandonado totalmente por la presidencia de Flores. Para mucha gente fue un síntoma de que Arena no quería verdaderamente construir un proyecto de nación coherente e independiente de los grupos de poder económico que controlaban el partido. La Mano Dura de Flores, por su parte, con el hostigamiento sistemático a las maras y su concentración de líderes de las mismas en cárceles o en lugares a los que huían, provocó su reorganización y fortalecimiento. Cuando el crimen no se trabaja con inteligencia, sino con manos duras, los delincuentes se reorganizan con facilidad. Y más si se les junta en el mismo lugar.

Así, el presidente Saca heredó de sus antecesores lo siguiente: un partido demasiado vinculado a una política económica liberal, excesivamente plegada a los intereses de los más ricos; una política de nación sin más metas que la satisfacción económica de algunos grupos de poder; una institucionalidad débil, con funcionarios acostumbrados a aprovecharse sin mayores problemas de las instituciones; y una política de seguridad pública fracasada, sin capacidad de prevención del delito. Los esfuerzos de este período presidencial en educación y asistencia a los más pobres (Fosalud y Red Solidaria son evaluados positivamente), aunque fueron novedosos y contrarios a la política habitual de Arena, no fueron suficientes para revertir el peso de herencias fatales del propio partido.

De hecho, Arena estaba ya a punto de perder las elecciones en 2004. Pero los errores políticos del FMLN y el talante de Tony Saca le posibilitaron al partido un cuarto período. Un exceso de confianza en la capacidad de levantar votos del presidente de Arena, la incapacidad de transformar la política partidaria de excesiva cercanía con el mundo de los más ricos, la acumulación de los errores de estos 20 años y una posición del FMLN mucho más inteligente ante las últimas elecciones terminaron de hundir un barco que ingenuamente se creía iba a durar tanto como el PRI en México.

La opinión pública estalla ahora, después de muchos años de descontento, presentando reclamos que vienen de demasiado lejos. Un 62% de quienes contestaron la encuesta piensa que la delincuencia ha aumentado. Un 68% siente que la pobreza ha aumentado. Un 59%que la corrupción estatal ha crecido. Un 66% que la situación económica ha empeorado. Incluso un 53% cree que las maras han aumentado en poder y agresividad en estos cinco últimos años. En otras palabras, hay un profundo descontento sobre cómo marchan las cosas y, simultáneamente, un fuerte deseo de cambio. Este descontento es interesante, porque, más allá de las cifras oficiales, muestra que este sistema concreto de economía de mercado con muy poca dimensión social ha llegado a hastiar a la población. Y que más allá del tema ideológico, lo que cada vez manda más en la gente son sus propias necesidades.

A otra escala están las reivindicaciones sobre el sistema electoral, las cuales resumimos brevemente. Un 63% de la muestra de la encuesta de la UCA pide la separación entre las funciones jurisdiccionales y las administrativas en el Tribunal Supremo Electoral. El 81% quiere el voto residencial. El 55% piensa que los concejos municipales deben ser plurales y con una representación proporcional a los votos obtenidos por los partidos. El 81% desea una revisión del padrón electoral; y el 64%, que los salvadoreños en el exterior puedan votar en el extranjero. En el fondo se están pidiendo reformas políticas, y no sólo económicas, porque también la institucionalidad débil de nuestro país ha cansado a la ciudadanía.

En este contexto, el FMLN debe empezar una serie de reformas de largo plazo, conducentes tanto a mejorar la situación económica concreta como a diseñar estructuras políticas más participativas. Reformas urgentes porque, al no tener el apoyo que tenía Arena en los grandes medios de comunicación y el gran capital salvadoreño, el FMLN dependerá exclusivamente del beneficio concreto que le pueda brindar a la población y del apoyo con el que la población le responda. Hacer algo y hacerlo pronto es su gran desafío. Y a veces el Frente tiene el peligro de dormirse en la palabrería.

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