La amenaza de minería metálica desde las perspectivas social y técnica

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Margarita Moreno
20/01/2023

El 18 de enero, en el Auditorio “Segundo Montes, S.J.”, se llevó a cabo la Cátedra de Medioambiente y Sustentabilidad, del Departamento de Ingeniería de Procesos y Ciencias Ambientales, para analizar las implicaciones de la minería metálica en El Salvador.

La actividad, que también fue transmitida en línea, contó con los aportes de Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social; Andrés Mckinley, experto de la UCA en agua y minería; y Carmen Menjívar, docente del Departamento.

De acuerdo con Serrano, a pesar de que en el país la minería en todas sus formas está prohibida por ley, signos recientes “indican que este capítulo no está cerrado” y que se podría estar valorando reactivar la industria. Entre dichos signos se encuentran, según el vicerrector, la incorporación de El Salvador al Foro Intergubernamental sobre Minería, Minerales, Metales y Desarrollo Sostenible, cuya sede está en Canadá, país de donde provienen varias de las principales empresas mineras; y la creación, en octubre de 2021, de la Dirección General de Energía, Hidrocarburos y Minas, que tiene entre sus funciones autorizar y regular a quienes participen en actividades mineras.

Para Mckinley, es urgente entender que en el país la minería metálica es un “tema de vida o muerte”, pues “define si El Salvador tendrá futuro o no”. Y la principal razón de esto, dijo el experto, es el daño que trae consigo esta industria al medioambiente y al agua. Las actividades mineras impactarían en una situación ambiental ya de por sí muy deteriorada, causando la sequía de ríos, la reducción de los mantos acuíferos y el aumento de la contaminación de las aguas superficiales.

La extracción de metales implica utilizar reactivos químicos que tienen efectos perniciosos no solo en la flora y la fauna, sino en la salud de las personas. Carmen Menjívar explicó que el reactivo químico más común en este proceso es el cianuro de sodio, un potente veneno que afecta el sistema nervioso, las vías respiratorias, los riñones, el cerebro y el corazón, entre otros órganos.

Más aún, la roca sobrante del proceso de extracción contiene metales pesados que terminan contaminando el agua y la tierra, como el arsénico, que genera problemas intestinales; el cadmio, que provoca trastornos respiratorios y nerviosos, cáncer de próstata y pulmón, y padecimientos renales; y el mercurio (el más tóxico), que produce taquicardia, gingivitis, pérdida de la memoria, depresión.

Con este tipo de espacios de análisis, se busca informar a profundidad a la sociedad salvadoreña sobre la urgencia e importancia de comprender todas las aristas y consecuencias de la vulnerabilidad ambiental del país.

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