Hacia un proyecto de realización común

4
Proceso
23/09/2021

La manifestación del 15 de Septiembre confirmó lo que indicaban previamente algunas encuestas: la oposición al Gobierno y medidas del presidente Bukele es más amplia de lo que en general Nuevas Ideas asumía y pensaba. Y no solo es más amplia en número, sino también en posiciones políticas y sociales. En los años anteriores al actual gobierno, la oposición estaba fundamentalmente marcada por tendencias ideológicas, en ocasiones más formales que reales. En la actualidad,  la oposición abarca un abanico muy amplio de posturas políticas, inquietudes socioeconómicas e intereses diversos. Si bien esto proporciona número y participación, el hecho de que no haya detrás de la multiplicidad un proyecto de realización común le resta fuerza política. Volver a lo de antes, conseguir un avance en algún punto, humillar la prepotencia de quienes se burlaban del supuesto “tres por ciento” de la oposición, no crea proyecto de futuro alternativo y competitivo con el Estado controlado y monocolor que pretende Nuevas Ideas.

Para quienes están descontentos es bueno y alentador expresar la protesta en las calles, especialmente en ocasiones especiales. Pero la variedad de los intereses necesita  mayor claridad en al menos tres aspectos. Primero es importante tener una crítica mejor elaborada y pensada del pasado que nos ha conducido a la situación actual de autoritarismo populista. Segundo, necesitamos un proyecto de realización común democrático y social, suficientemente claro y que refleje el país que queremos. Finalmente, resulta indispensable algún formato de coordinación de lo que sin duda comienza a ser un movimiento de oposición. Si se quiere profundizar en lo conseguido este 15 de Septiembre, se necesita elaborar una serie de acuerdos mínimos comunes, aceptados por los diferentes sectores y el compromiso de acuerparlos y defenderlos conjuntamente. Los partidos políticos tradicionales, que constituyen la mínima parte de quienes se han manifestado, no deben buscar liderazgo ni, menos todavía, pretender la dirección de este conjunto opositor. Serían claramente más un estorbo que una ayuda, al menos en un primer momento.

Una vez establecido un acuerdo en torno a un proyecto de realización común de carácter democrático y participativo, es también necesario presionar en favor de un diálogo con el partido Nuevas Ideas y su dirigencia o, al menos, iniciar un trabajo de debate público y manifestación cuando sea necesario con el objetivo de forzar el diálogo. Es cierto que la presencia en la calle impacta más que la presencia en Twitter o en los medios de comunicación, pero también es cierto que, aunque haya que manifestarse en ocasiones importantes, no se debe caer en una escalada de tensión que polarice todavía más la situación. El exceso de polarización es siempre enemigo de la democracia. Es importante tener principios claros de lo que se quiere, que en general puede traducirse por una democracia más inclusiva. Este proyecto de realización común necesita contar con puntos concretos, claros y específicos, apoyados por todos, que se puedan defender no solo en la calle, sino también a través de la libertad de expresión, del acuerdo de los diferentes grupos y actividades y a partir de un posible diálogo que hay que conquistar.

El entusiasmo y la impaciencia son malos consejeros para la oposición. La coordinación, la elaboración de un proyecto común y la propuesta de un diálogo alternativo y serio con el poder resultan necesarios para fortalecerse y para convertirse en oportunidad real de cambio. El gobierno actual tiene todavía la mayor parte de las circunstancias y personas de su parte y, por supuesto, un control cada vez más humillante de las instituciones públicas. Sin embargo, como todo gobierno autoritario, empieza a mostrar sus debilidades. Quiere caminar más rápido de lo que las circunstancias reales permiten y trata de sustituir una ilusión por otra. Sin darse cuenta de que ese camino lleva a una doble paradoja. El día que no ofrezca más ilusiones, la población se cansará rápido del Gobierno. Y si sigue ofreciendo demasiado, más a nivel virtual que real, la gente comenzará a darse cuenta del fiasco. Quien corre demasiado tropieza más fácilmente, especialmente en el camino escabroso de la política. Cuando a los políticos les interesa más el poder que la verdad, la trampa y la mentira se descubren y la inconformidad de la población aumenta.

La fecha del bicentenario ha mostrado el nacimiento de un movimiento y una conciencia amplia, opositora, democrática, con contenido social y enfrentada al autoritarismo. La alternativa a Nuevas Ideas no puede decirse que haya nacido con la manifestación, por importante que esta sea. Convertir lo recién nacido en una fuerza adulta y clara en sus principios y objetivos es tarea urgente y debe concretarse en los próximos meses. Si se quiere defender la democracia y el futuro solidario y desarrollado de El Salvador, el reconocimiento de los errores del pasado, la seriedad de las opciones éticas, la defensa de los Derechos Humanos y la voluntad expresa y exigente de abrirse al diálogo sobre el futuro salvadoreño con todos los sectores de El Salvador, se impone como tarea necesaria.

 

* Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 62.

Lo más visitado

TEMA(S):

0