Las profundas raíces de la corrupción

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Rodolfo Cardenal
28/06/2018

El expresidente Funes no ha corrompido el Estado. El afán mediático, en su grandilocuencia, lleva a hacer afirmaciones sin fundamento. Ese demérito no le corresponde a Funes. El Estado salvadoreño es corrupto desde mucho antes de su presidencia. La corrupción se remonta a los Gobiernos del PCN o de “las manitas”, ahora aliado de Arena. En esa época, los coroneles “bien portados” eran premiados con la jefatura de una autónoma, pero solo por unos pocos años, los suficientes para “componerse” moderadamente. Durante la guerra, una nueva generación de oficiales se adjudicó una buena cantidad del financiamiento estadounidense. Los coroneles inflaron la planilla de soldados en activo y traficaron con drogas y armas en Ilopango. Arena ganó su primera elección presidencial a costa de la corrupción de la democracia cristiana de Duarte, que, a decir verdad, no era tan abultada como la propaganda electoral hizo creer. En el acaloramiento del debate legislativo, el presidente demócrata cristiano respondió a Arena que había robado, pero que sus manos no estaban manchadas de sangre.

La corrupción del primer Gobierno de Arena adquirió tal volumen que hizo palidecer la deshonestidad de la democracia cristiana. La privatización, en particular la de la banca, fue un festín para la alta dirigencia de Arena, más aún para Alfredo Cristiani. Desde entonces, cada Gobierno ha superado al anterior en fraude y corrupción. Casa Presidencial, a través de la llamada partida secreta, y los altos funcionarios, a través de las licitaciones y los contratos. Todo ello con la complicidad activa del sector privado nacional y extranjero. No solo los militares, también los políticos y la empresa privada son responsables del saqueo sistemático del Estado. También lo son las instancias encargadas de vigilar sus finanzas; en particular, la Corte de Cuentas y la sociedad, que han callado complacientemente mientras aquellos desvalijaban la hacienda pública.

Los desmanes de Mauricio Funes y sus socios no son más que la consecuencia de concebir el Estado como un botín, de la inanidad de una institucionalidad desinteresada en la buena administración del dinero público y de la impasibilidad de los políticos y la sociedad. Muchos sabían lo que ocurría en la presidencia de Funes, y en las otras, pero guardaron silencio. En ese sentido, tal vez lo más sorprendente de aquel no sea tanto la cantidad defraudada, similar a la de Saca, sino el descaro, prueba de su total confianza en la impunidad. Por eso, el FMLN debiera ser más cauteloso. Si como asegura nunca “ha tolerado y no tolera” la corrupción, por qué permitió que Funes y sus socios dispusieran a su antojo del dinero público, por qué aplaudió su huida, por qué la Policía (bajo el mando directo del Presidente) no ha capturado a la mayoría de los imputados por la Fiscalía, por qué ha nombrado embajador en México a uno de los principales responsables de lo ocurrido, cómo explica que sus altos dirigentes confundan la defensa y la promoción de la mujer con la responsabilidad penal. Y si desconocía las operaciones de Funes, el FMLN no está preparado para gobernar.

En medio de tanta torpeza política, el FMLN acierta al solicitar que la justicia “actúe en el estricto marco del derecho, con pruebas contundentes sin basarse en indicios y especulaciones, y mucho menos en juicio mediático o político”. Pero se equivoca al exigirlo solo para Funes y sus socios, y no para todos los ciudadanos. Sus funcionarios hacen con estos exactamente lo contrario. Todos los ciudadanos tienen el mismo derecho. Si la ex primera dama debe ser exonerada de culpa por su encomiable trabajo a favor de la mujer, cualquier ciudadano con méritos también debe ser exonerado de la misma manera.

Al finalizar su segundo Gobierno, el FMLN todavía no da muestras de haber comprendido la institucionalidad. Arena tampoco la respeta. Es cierto que ha perdido perdón por los errores cometidos, pero no se atreve a identificarlos. Si la vergüenza y el arrepentimiento fueran reales, al menos debieran conducirlo a reconocer los más graves. En esto, es igual que el FMLN, que también ha pedido un perdón genérico, con pocas señales de arrepentimiento y sin ninguna vergüenza. Las dos dirigencias se lavan las manos y descargan toda la responsabilidad del saqueo en los acusados. Por esa razón hablan de construir el futuro de espaldas al pasado. Algo imposible, porque este determina el presente y el futuro. Cómo puede Arena olvidarse de los diez millones de Flores y del saqueo de Saca, muy similar al de Funes. Muchos de los que contribuyeron a hacerlo posible figuran en puestos de mando.

De todas maneras, puestos a “cambiar la manera de hacer política”, algo en lo que Arena dice estar empeñado, el partido debe utilizar su mayoría legislativa para suprimir, de una vez por todas, la partida secreta e introducir los gastos de inteligencia y seguridad del Estado en el presupuesto nacional, tal como acostumbra la mayoría de países.

* Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.

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Anónimo
10/07/2018
08:06 am
¡Excelente análisis! Es importante que las nuevas generaciones sepan cómo ha operado la corrupción en nuestro país, que esto no es nuevo, ha sido de siempre. Por otro lado, es necesario que nosotros, como ciudadanos, tengamos memoria histórica, que no olvidemos cómo han llegado los gobernantes a administrar el país. Y, cómo, poco a poco, nos han ido saqueando. Y, para terminar de rematar, no ha sido suficiente, nos siguen y nos quieren seguir saqueando. Aplaudo el hecho que hoy se quiera castigar a los gobernantes corruptos, pero me parece injusto que solo se quiera hacer con unos y con otros no. Se debe de castigar a todos por igual y, no solo eso, hay que hacerlos que devuelvan, aunque sea en algo, parte de lo hurtado. ARENA y el FRENTE, tienen que responder por la malversación de fondos, tienen que dar la cara y aceptar específicamente, tal como lo dice el articulista, las fechorías que han hecho. De lo contrario, para el pueblo, ambos partidos serían dos...
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Anónimo
03/07/2018
07:14 am
El que carece de valores y principios morales, comete actos de corrupción sin que nada se lo impida, donde sea que se encuentre; y por el contrario, el que es honesto, formado bajo sólidos principios morales, ni así se encuentre entre el peor esquema de corrupción, se mantendrá honesto y fiel a principios, así que, con las disculpas del caso, considero que no es tan cierto el argumento expuesto en el Editorial; sin embargo lo respeto, aunque no lo comparta. Saludos cordiales!
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Anónimo
02/07/2018
14:12 pm
Quizas el loco racista Presidente de la USA no este tan equívocado cuando decía que iva a secar el pantano de los políticos en Washington. Talvez necesitemos hacer lo mismo aquí en El Salvador. Quien será no lo sabemos, lo que si sabemos es que los partidos políticos tradicionales en nuestro país son una vergüenza. Necesitamos un cambio urgente. Dios nos ayude a ayudarnos nosotros mismos.
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Anónimo
01/07/2018
12:03 pm
Al editorial le falto el mea culpa de una institución de educación superior que no hace nada por mejorar a los profesionales que regiran el destino de la patria. Unicamente ha recibido ayuda y se conforma con criticar. Cientos de funcionarios han pasado por sus aulas inclusive militares y ex presidentes.
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Anónimo
30/06/2018
05:41 am
Es la herencia que nos dejaron los conquistadores y colonizadores españoles: el saqueo de recursos del Estado! El sistema se replica, con pequeños maquillajes, gobierno por gobierno. La corrupción es necesaria para el festín.
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Anónimo
30/06/2018
05:33 am
Dagoberto Gutiérrez expresó: “Los nuevos miembros de la clase gobernante ni fueron ni más honrados que los gobierno militares, no lo fueron, ni más transformadores que los gobierno militares, esto que estoy diciendo es impresionante, pero es la verdad histórica. No estoy diciendo que los gobierno militares no tenían ingredientes de corrupción, como no, pero no a los niveles que hoy se encuentra, corrupción, incapacidad, vulgaridad en el gobierno y me estoy refiriendo a estos 25 años”, en la entrevista Diálogo con Ernesto López de canal 21.
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Anónimo
29/06/2018
12:13 pm
La unica manera seria eliminar a todos los partidos politicos y formar nuevos, pero el problema es que robar en los puestos publicos es parte de nuestra cultura.
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