Monseñor y la unidad nacional

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Rodolfo Cardenal
13/10/2018

La canonización de Mons. Romero ha despertado la expectativa de la unidad nacional. La aspiración es legítima, incluso necesaria y urgente, porque las barreras que dividen la sociedad salvadoreña se erigen insalvables. Sin embargo, existe el peligro de caer en una unidad superficial de carácter nacionalista que, arrastrada por la emoción, imagina la unidad, mientras los muros que separan permanecen intactos. Mons. Romero denunció la división y señaló el camino para superarla. Un repaso rápido a sus homilías basta para poner realismo en los llamados a la unidad.

La causa de la división, según Mons. Romero, son los “tercos a su modo de pensar caprichoso, [que] quieren construir una paz sobre bases de injusticias, sobre egoísmo, sobre represiones, sobre atropellos de los derechos” (14 de agosto de 1977). La paz verdadera “no es [la] de [los] cementerios, [sino] una paz que se construye sólida sobre bases de justicia y amor” (9 de abril de 1978). Desde una perspectiva teológica, dijo que “si hay divisiones, si hay tantas cosas que nos separan y han sembrado el odio, la violencia, es porque hay pecado”. La ruptura social es “consecuencia de la ruptura con Dios. Cuando se ama a Dios y se está bien con Dios, también se ama al prójimo, aunque sea mi enemigo” (4 de marzo de 1979).

Al alcanzar el nivel último del pecado, “estamos tocando el fondo […] de tantos desórdenes en nuestra vida social. Si preguntamos el porqué de las huelgas, el porqué de los secuestros, por qué las divisiones, por qué la violencia, por qué tanto crimen, tanto desaparecido, por qué torturas, todo está en una sola respuesta: los hombres se han olvidado de la ley de Dios”. Pero Mons. Romero fue más allá y anunció: “Un día también señalaré […] la putrefacción de nuestro sistema. Señalaré el abuso del poder que se convierte en ladrón. Podemos describir situaciones bien vergonzosas de hombres que debían darnos el ejemplo de honradez en el puesto de su gobierno, en sus negocios, en su dinero. ¿Y para qué aprovechan esos puestos, esas situaciones? ¡Ya no se puede hacer nada por el bien común! ¡Se hace por el egoísmo! ¡Ah, si se revisaran muchas contabilidades! ¡Ah, si se pidiera cuenta de muchas obras públicas! No se ha respetado la ley de Dios por aquellos que debían ser el modelo: los legisladores, los que mandan” (18 de marzo de 1979).

El mal ejemplo de los líderes políticos y de los grandes empresarios era seguido por el pueblo, en el cual “cunde la duda, la incertidumbre y el afán también de aprovechar. Y entonces, tenemos una nación corrupta desde arriba hasta abajo, porque se han olvidado todos, nos hemos olvidado de la ley de Dios” (18 de marzo de 1979).

El camino hacia la unidad pasa por la “humildad y el buscar los intereses de los demás”. “El hombre orgulloso, el que no quiere ser menos que nadie, el que quiere estar por encima de todos no cabe en ninguna parte, y por eso con él no caben los demás” (1 de octubre de 1978). En definitiva, según Mons. Romero, “la verdadera paz es aquella que se basa en la justicia, en la equidad, en el plan de Dios […] No es un pequeño grupo el que Dios ha escogido, sino a todos los salvadoreños. Todos tenemos derecho a participar en nuestro propio destino, en nuestro propio bien común. No cabe entonces ninguna exclusión. Es derecho humano” (14 de agosto de 1977).

Mons. Romero nos invita a ser constructores de “la civilización del amor”, la cual “condena las divisiones absolutas, las radicalizaciones”. Nos dice: “Creo que este es el gran mal de nuestra sociedad. Nos hemos polarizado, nos hemos radicalizado en dos extremos. Y los que están en el extremo derecho miran que todo lo de la izquierda es vituperable, es comunismo, es terrorismo, y hay que acabar con ello, hay que reprimirlo. Y no es cierto […] Hay muchas voces de justicia, de reivindicaciones necesarias, urgentes, que hay que oírlas. No todo reclamo de justicia social es comunismo ni es terrorismo. Tengamos oídos con ética de discernimiento, del amor, para saber oír, en la voz del campesino que se muere de hambre, no un terrorista, sino un hermano que está necesitando la voz, la ayuda del que le puede dar” (12 de abril de 1979).

En consecuencia, Mons. Romero llamó “a todas las clases sociales [a tomar] como propia la causa del pobre”. La invitación no es “demagogia, no es una división que queremos hacer, una lucha de clases”, porque esa causa es la “causa de Cristo” (18 de noviembre de 1979). Pero la causa de Cristo, inevitablemente, provoca división, “porque no todos comprenden la profundidad de [la] justicia donde están las raíces de la paz y solo quisieran una predicación muelle, suavecita, que no ofenda y que predique una falsa paz” (9 de abril de 1978).

* Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.

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Anónimo
08/11/2018
19:47 pm
Romero se convirtió en un paladín defensor de las víctimas de la represión de los militares defensores del sistema, de eso no hay ninguna duda, el problema que yo señalo es que canonizándolo como \"santo\" representante del sistema político-religioso de Roma se contribuye a la alienación del pueblo que viene desde la conquista de España cuando introdujeron la santería, los sacramentos y las vírgenes marías como vehículos de dominación idiológica sobre el pueblo.
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Anónimo
27/10/2018
15:50 pm
Para la derecha mediática, política y empresarial, los llamados de Monseñor Romero serían \"populistas\", ya que es su forma de descalificar a los que no piensan igual que ellos. No entenderían que San Romero denunció especialmente los asesinatos cometidos por los escuadrones de la muerte y la desaparición forzada de personas cometidas por los cuerpos de seguridad. También reclamó el derecho del pueblo a organizarse para defenderse de quienes los atacaban. Se involucró con el pueblo y la pobreza, denunció la enorme desigualdad a nivel de participación política. Monseñor se enfrentó a un país en el que denunciar la injusticia social o denunciar las atrocidades del gobierno, era en la práctica una sentencia de muerte. Recordamos parte de su homilía ante el asesinato del padre Palacios:\"La voz de la sangre es más elocuente que las palabras. Aquí se ha desparramado sangre del pueblo. Lo recogemos con el mismo cariño que al de los otros sacerdotes\"...
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Anónimo
21/10/2018
06:08 am
(3) Creo que es tiempo de señalar que muchos, hoy día, que se han fanatizado con la causa Romero con razón o sin razón no encuentran paz sino hasta que encuentren y condenen a los culpables de la muerte de Romero, pero a ese respecto y para ser completos en la justicia yo preguntaría, habrá alguien que reclame por todas las muertes que el sistema religioso de Roma ha causado como las guerras contra la otra facción religiosa del Imperio Romano la llamada Iglesia Ortodoxa que terminó en la separación irreconciliable de ambas, las cruzadas católicas que masacraron gente en Europa y el medioriente, las masacres sobre los que abogaban por una reforma religiosa en Europa que los papas llamaron \"protestantismo hereje\", los asesinatos perpetrados por la \"Santa\" Inquisición católica, la conquista de latinoamerica en donde esclavizaron a los indigenas, los despojaron de sus tierras y mataron a cuanto se negaba a aceptar ser miembro del sistema religioso de Roma ?
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Anónimo
20/10/2018
15:59 pm
(2) y es que la reforma religiosa que comenzó alrededor de 1517 en Europa, (la que los papas llamaron \"protestantismo hereje\"), vino para, los que se reformaron, a corregir todas esas aberraciones del sistema religioso de Roma, más explicitamente, la santería, los sacramentos y las vírgenes marías que mantenían alienada a la gente, claro que con la conquista de los españolas a estas tierras esa alienación vino a El Salvador, y se puede observar a lo ancho y largo del país poniendo un velo en los ojos a lo que precisamente Romero tuvo en un momento de lucidez (muy fugaz por cierto), señalar en esa homilía que menciona el articulista. La santería está bien manifiesta precisamente en la idolatría por Romero. Cabe mencionar que eso es contrario al cristianismo, lo que me lleva a señalar que el sistema religioso de Roma es anticristo, ya que solo Jesucristo es digno y sujeto de veneración.
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Anónimo
20/10/2018
15:14 pm
Aquí Romero se puso muy bien cuando de acuerdo al articulista dijo \"si hay divisiones, si hay tantas cosas que nos separan y han sembrado el odio, la violencia, es porque hay pecado\", lo mejor que he oído de Romero. Ya Dios en su palabra escrita dice que todos somos pecadores y por tanto estamos destituidos de la gloria de Dios, destituidos significa que no tenemos arte ni parte con Dios, y eso por supuesto incluye al mismo Romero. Eso me lleve a señalar a lo errado de la tan traída y llevada \"teología de la liberación\" y a \"la doctrina social de la iglesia (católica por supuesto, no de la iglesia cristiana que es diferente). La gran falla del sistema religioso de Roma en general, es la forma de entender la dimensión del pecado y por supuesto la forma de como lidiar con él, eso me lleva a criticar eso de la santería, los sacramentos y las vírgenes marías que vinieron a alienar a la población desde la conquista de los españoles, sin permitir las bondades de
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Anónimo
18/10/2018
13:22 pm
Oscar Arnulfo Romero y Galdamez fue arzobispo de San Salvador durante el periodo de 1977 hasta 1980. La Conferencia Episcopal de la época fue critica respecto a su actuación como Obispo de la Diócesis de San Salvador. La unidad nacional no se hará por medio de este personaje porque la composición de la población no es toda católica ni todos los católicos son de ideología de izquierda. El gobierno del FMLN ha seguido la trayectoria corrupta de los gobiernos de Derecha de ARENA. ¿Que diría Oscar Arnulfo Romero de ello? ¿Lo justificaría por ser de su propia ideología? El periodo de mayor recaudación de ingresos por medio de impuestos en toda la historia de El Salvador no ha podido erradicar el fenómeno de la pobreza en el país. La idea de santidad del Vaticano es particular y no responde a los estándares no trinitarios de la Torah. Un logro de familiares, amigos y militantes de izquierda de El Salvador y el mundo a este acontecimiento particular de estos últimos...
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Anónimo
16/10/2018
14:18 pm
Nuestro pais es parte de dos universos alternos. El de las clases dominantes que no tienen la mínima idea de lo que es sobrevivir con sueldo mínimo y el de las clases oprimidas que no tienen el tiempo para pensar en un futuro mejor. Afortunadamente, Santo Romero va a iluminar esas clases privilegiadas para que aprendan a ser verdaderos Cristianos y ayudar a reducir la pobreza en nuestro sufrido pueblo. Santo Romero también va a ser nuestro intermediario allá en el cielo para que las necesidades de nuestros pobres sean mitigadas. Nuestro pueblo finalmente tiene una razón de inspiración y esa es la presencia siempre con nosotros de nuestro Santo Romero.
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