Se frustran los sueños democráticos

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Editorial UCA
16/02/2015

El único interés que los medios de comunicación ponen en las encuestas, y que señalan con grandes titulares en sus primeras planas, es el posible resultado electoral, pretendiendo adelantar quién ganará en las próximas elecciones. Pero los sondeos de opinión pública dan otros datos que, a nuestro juicio, son mucho más interesantes y que deberían ser observados con atención tanto por las instituciones del Estado y los partidos políticos como por la población. En el caso del último sondeo de opinión pública del Iudop, los resultados permiten conocer lo que la ciudadanía piensa acerca de la democracia y las instituciones políticas en el actual contexto, lo cual es mucho más relevante que el posible resultado electoral.

A 23 años de los Acuerdos de Paz, que permitieron el fin del conflicto armado y el inicio de la transición hacia un régimen político democrático, nos encontramos con una sensible frustración de la población. Frustración de las esperanzas democráticas que despertó poner fin a la guerra por medio de un proceso de negociación y diálogo. Son varios los elementos que explican esta situación. Por un lado, la mayoría piensa que la situación del país va empeorando, a nivel general y particularmente en la economía y, de manera más profunda, en la seguridad pública. La gente señala un agudizamiento de la delincuencia y la criminalidad. Según la encuesta del Iudop, esa es la preocupación principal de 8 de cada 10 salvadoreños, proporción que ha venido creciendo durante los últimos años.

Si la delincuencia es lo que más preocupa a tantos salvadoreños es porque la sufren a diario. Pero parece que esa preocupación no es compartida de la misma manera por el Gobierno, las instituciones de seguridad y los partidos políticos. Ante una situación tan grave, la población espera una respuesta clara y eficaz, proporcional a la magnitud del problema. Y es precisamente la falta de esa respuesta lo que explica que más de la mitad de los encuestados crea que ningún partido político es capaz de reducir la delincuencia. Pero la pérdida de credibilidad en los actores políticos no se debe exclusivamente a esta incapacidad: la población señala que estos se alejan cada vez más de sus demandas y expectativas.

La mitad de los consultados por el Iudop afirma que las autoridades municipales trabajan más en beneficio del propio partido que por el bienestar de la gente de la localidad. A lo que se suma la ya tradicional y crónica insatisfacción con el trabajo de los diputados en la Asamblea Legislativa (7 de cada 10 afirman que por obra de la actual legislatura el país sigue igual o peor) y la pérdida de la credibilidad por la fiebre de formular promesas que luego no se cumplen. Este escenario debería hacer reflexionar a las autoridades y a todas las instituciones políticas, pues están minando la cultura democrática y causando una pérdida de credibilidad en la democracia como el mejor sistema político. Un dato elocuente: el 56% de los encuestados dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con que las elecciones son una pérdida de tiempo, porque las cosas nunca cambian en el país. De seguir esta tendencia, no habremos de lamentarnos si en el futuro irrumpe un movimiento autoritario o populista que barra los pocos avances en la institucionalidad democrática.

Sin embargo, los salvadoreños se resisten a perder la esperanza; manifiestan interés en participar en el próximo evento electoral y así, además de cumplir con su deber ciudadano, votar por los candidatos realmente dispuestos a trabajar para que la situación cambie y el país mejore. Ojalá que esto haga recapacitar a los que están más preocupados en obtener y conservar poder para su propio beneficio que en ponerse al servicio de la gente y del bien común.

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Anónimo
17/02/2015
13:28 pm
La necesidad de un cambio real de la clase politica que se ha beneficiado tanto del erario publico y de la credibilidad de la poblacion ha llegado en la actualidad a limites extremos y ahora, surge en la sociedad la necesidad de un cambio real, verdadero, impetuoso, transparente y apremiante de nuevos rostros en la politica, con una nueva vision de pais, un nuevo lenguaje, una nueva humanizacion hacia los mas desprotegidos, la vieja clase politica ya desgastada y moribunda solo ha creado violencia, la alimentan con sus desmanes y cohabitan con ella. Una nueva clase poltica se hace entonces cada vez mas necesaria.
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