Discernimiento de la nueva época desde América Latina

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12/08/2021

El viernes 30 de julio y el domingo 01 de agosto del 2021, los miembros e invitados de la Comisión Teológica de la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) de la Compañía de Jesús, realizaron su reunión anual de manera virtual. El tema fundamental del encuentro del año 2021 giró en torno al Discernimiento de la nueva época desde América Latina. En la reunión fueron presentadas cuatro ponencias que reflexionaron sobre el tema en cuestión. Sin embargo, por razones prácticas y de espacio, nos limitamos en esta síntesis a presentar únicamente algunos aspectos centrales del trabajo de Pedro Trigo, uno de los ponentes invitados a la reunión.


El acontecimiento cristiano en el cambio de época
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En esta ponencia, Pedro Trigo parte de la convicción de que ser cristiano es seguir a Jesús de Nazaret y que ello implica “habérnoslas en nuestra situación de modo equivalente a como Jesús se las hubo con la suya”. Hoy, pues, estamos en una nueva situación que se expresa en un cambio radical de época (ACCE 1)2. En esta “versión más amigable”, Trigo señala algunos aspectos a destacar. En primer lugar, expone que en nuestra época hay algunas novedades.

La primera novedad es la mundialización que, en realidad, es la globalización del primer mundo. Esta es la novedad más visible. La segunda novedad de esta figura histórica actual consiste en que el “espacio ya no es en función del tiempo, puesto que existe la simultaneidad virtual”. Esta es la novedad más cotidiana. La tercera novedad es la salida de la tierra, “la llegada a otros planetas, la orbitación, la apertura al espacio intergaláctico” (ACCE 1).

La cuarta novedad “es la percepción de la tierra como un sistema de sistemas autorregulado”, por tanto, como verídico sujeto. La quinta novedad de esta figura histórica actual es la descodificación de los “códigos genéticos de los seres vivos, incluidos los seres humanos”. Según Trigo, esa es la novedad más radical en donde cabe preguntarse “¿Qué haremos los seres humanos con nosotros mismos?”. Por su parte, Trigo también señala una sexta novedad que “es la concentración de saber, riqueza y poder en un número muy reducido de países y en muy pocas personas dentro de ellos”. Esa sexta novedad es la más peligrosa de esta figura histórica actual. Aquí el sujeto son las “compañías transnacionales y los grandes inversionistas” (ACCE 2), que llevan la voz cantante en esta nueva época (cfr. ACCE 3).

Además de esas novedades señaladas hay, en segundo lugar, algunos descubrimientos científicos que están dando lugar a la nueva época. Ante todo, “los circuitos integrados han posibilitado pasar de lo macro a lo micro”, dando lugar al mundo digital, a la exploración del universo, a la robotización y a la inteligencia artificial. También hay que añadir el desciframiento del “genoma humano”. Además, asociado a esos dos descubrimientos, aparece en modo más general la “nanotecnología”. He aquí los dos descubrimientos que Trigo cree que “más están cambiando nuestra vida y nuestro hábitat” (ACCE 3).

En tercer lugar, La vivencia cristiana que está detrás de todo lo expuesto tiene su raíz en el Vaticano II, y para nosotros se expresó en Medellín. La Conferencia de Medellín surgió en un contexto conflictivo pero dinámico que “generaba esperanza”. Y aunque los militares truncaron varios procesos democráticos en algunos países latinoamericanos, siguió abierta la necesidad de justicia y de cambio. Ahora bien, el cambio de perspectiva “se produjo a medida que se imponía el horizonte globalizado”. Es claro, pues, que estamos “entrando a una nueva época”, y por eso las propuestas no pueden ser hoy las mismas (ACCE 4). 

Desde la encarnación kenótica y la mundialización, tenemos que trabajar audazmente por “superar la dirección que ha tomado la globalización comandada por las grandes corporaciones y más aún por los grandes inversionistas”3. Ciertamente hay que desarrollar la individualidad y asumir los “bienes civilizatorios y culturales de nuestra época”. Tenemos que asumir como sujetos el futuro con responsabilidad. Y hay que encarnarnos desde abajo, como lo hizo Jesús de Nazaret. Llevados por la simpatía y la misericordia hacia los pobres con Espíritu (ACCE 5).

Desde esta relacionalidad, es necesario relativizar radicalmente el consumo para evitar hacerlo“superfluamente” y promoviendo la libertad frente al consumismo. Desde ahí se puede construir una masa crítica de ciudadanos,“y para eso tenemos que propiciar vocaciones políticas y rescatar la democracia”. Ahora bien, para encarnarnos “solidariamente en la humanidad y nos encarguemos con responsabilidad y solvencia de conducirla con muchos otros en esta dirección humanizadora, se requiere que la relación con Jesús en los evangelios” tenga la iniciativa en nuestras vidas (ACCE 5).

En conclusión4, es evidente que “estamos en la primera figura universal en cuanto al ámbito y las interconexiones”. Sin embargo, “no todos ni la mayoría somos sujetos de esta figura histórica”, pero “estamos llamados a serlo”. Ahora que somos mayores de edad, además de haber asumido nuestra individualidad, “somos conscientes de que estamos llamados a asumir nuestra responsabilidad como sujetos”. Sujetos de nosotros mismos, de la sociedad, de la humanidad y de la tierra. Ahora bien, “nuestro mayor llamado es a relacionarnos de forma horizontal y abierta con todos llegando a formar verdaderos nosotros personalizados, es decir comunidades humanizadoras y cuerpos sociales y lograr que la sociedad funcione como verdadero cuerpo social, abocado al bien común” (ACCE 6). Por eso no admitimos que las “corporaciones globalizadas y los financistas lleven la voz cantante y que por tanto no existan democracias”. Es necesario desarrollar las tres dimensiones del ser humano para formar una masa crítica de seres humanos, comunidades y cuerpos sociales que contribuyan a la construcción de una verdadera democracia que puedan poner en su lugar a las corporaciones globalizadas y a los grandes financistas,  para que ellas no absoluticen al “individuo y a la ganancia”, sino que se integren al conjunto, “buscando el bien común, en el que cabe el suyo particular” (ACCE 6).

Este horizonte presupone que lo humano propiamente dicho, es algo que pertenece a “cada ser humano y que por tanto goza de un status intercultural”. Y cada uno lo vive en su cultura en cuanto medio de humanidad. De ahí que “en esta primera figura de la historia universal tienen sentido todas las culturas, pero siempre que acepten relativizarse y medirse por la calidad humana” (ACCE 7). Tomar conciencia y aceptar “nuestra responsabilidad como seres humanos entraña también aceptar los bienes civilizatorios que caracterizan esta figura histórica”. Pero hay que aceptarlos en modo crítico y aceptando los límites de la vida y la edad (ACCE 7). Para que todo ello nos humanice es necesaria la democracia verdadera. Por eso Trigo propone “una superación dialéctica de la dirección dominante de esta figura histórica” (ACCE 8)5. No obstante, hay que vivir la mundialización desde nuestro medio y cultura, conjugando lo local y lo global. “Por eso es la hora de empeñarnos en un cristianismo multiétnico y pluricultural en interacción horizontal y mutua y en una verdadera comunión”. En un cristianismo “poliédrico” (cfr. EG 236) (ACCE 8), en el que se incluyan “todas las Iglesias y los cristianos con lo más genuino que tienen” (ACCE 9).  En esa perspectiva hay que considerar el papel fundamental del Concilio Vaticano II. En ese sentido, también es importante estar atentos a que predomine la inculturación del cristianismo. En efecto, no se puede hacer lo equivalente a lo que hizo Jesús, “si no se está encarnado inculturadamente en el medio en que se vive”. De igual manera, es importante conocer lo que hizo Jesús en su circunstancia, con la lectura orante de los evangelios (ACCE 10). 

Es evidente, pues, que la “inculturación del cristianismo tiene que ver estructuralmente con el seguimiento de Jesús”: todo verdadero seguimiento es inculturado (ACCE 11). En definitiva, quedan señaladas las seis novedades más evidentes y significativas de nuestra época. Su plasmación, clarificación y desvelación contribuyen al discernimiento teológico de lo que en realidad está pasando en el mundo entero desde la perspectiva de América Latina. De ahí surge la necesidad de superar la dirección que ha tomado la globalización o de lanzar la historia en otra dirección por la praxis responsable y consciente de los actores humanos. También quedan expuestos los descubrimientos científicos que han causado esa novedad. Tanto las novedades de la época como los descubrimientos científicos tienen que llevar a los cristianos a enfrentar la nueva situación en modo “equivalente” a como Jesús enfrentó su realidad. Esto solo se logra con una libertad liberada y con la responsabilidad de todos.

 

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Referencias

1. Como podrá notarse a continuación, en nuestra síntesis utilizaremos la ponencia de Pedro Trigo, “El acontecimiento cristiano en el cambio de época” (ACCE). Esta es una “versión más amigable” enviada a los miembros de la Comisión Teológica. Se trata de una versión sintética del artículo más amplio titulado “Discernimiento de la nueva época desde América Latina”, publicado en la Revista Latinoamericana de Teología, No. 111, Septiembre-diciembre 2020, pp. 248-281.

2. A partir de este momento pondremos las notas de esta ponencia en el interior del texto con la sigla ACCE y la página/s que corresponda.

3. Las cursivas del texto de Trigo son nuestras. I. Ellacuría planteó algo similar con otras palabras y con un vigor radical, profético y utópico que todavía hoy mantiene su fuerza y reclama cada vez más la necesidad práxica de realización histórica, al afirmar que, “sólo utópica y esperanzadamente uno puede creer y tener ánimos para intentar con todos los pobres y oprimidos del mundo revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección”, “El desafío de las mayorías pobres”, en Estudios Centroamericanos, 493-494, 1989, p. 1078. Las cursivas son nuestras. “Superar la dirección que ha tomado la globalización” (Trigo) o lanzar la historia“en otra dirección” (Ellacuría) son, en mi opinión, dos maneras de expresar la misma realidad: la necesidad de cambiar el rumbo que lleva la humanidad, para no destruirnos, pues viajamos todos en la misma barca y, en realidad vivimos en “un solo mundo”.

4. A continuación, y como bien notará el lector, Trigo presenta una larga conclusión de casi seis páginas en su versión resumida; pero dada su importancia decidimos sintetizar algunos aspectos. Obviamente esa conclusión tiene su propio lugar en la versión más amplia ya señalada.

5. A continuación Trigo presenta “los dilemas ineludibles en los que ejercer nuestra responsabilidad” (cfr. ACCE 8-9).

 

* Hugo Gudiel, coordinador de la Comisión Teológica de la CPAL y catedrático del Departamento de Teología.Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 56.

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