Fracaso del modelo de vender y consumir sin producir

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Willian Marroquín
04/10/2009

Después de un año del inicio de la crisis financiera mundial originada en Estados Unidos, los países del G-20 se reunieron a finales de septiembre pasado en la ciudad de Pittsburgh para "darle una nueva forma a la economía global". La agenda de la reunión fue sencilla: buscar mayor regulación de las instituciones financieras, crear instrumentos financieros más complejos y tratar el tema de los bonos que se pagan los banqueros por las ganancias obtenidas del mercado financiero.

Los principales acuerdos del G-20 se describen con detalle en un artículo del periódico The New York Times publicado el 26 de septiembre: "Leaders of G-20 Vow to Reshape Global Economy"; y en la transcripción de la conferencia de prensa del Presidente de los Estados Unidos, "Obama´s News Conference at the G-20".

En resumen, los principales puntos de acuerdo fueron los siguientes. (1) La discusión y análisis de la economía global, que se habían mantenido dentro del grupo reducido de países industrializados conocido como G-7, se abren ahora al G-20. (2) Reducir el inmenso desbalance entre países orientados por las exportaciones (China, Japón y Alemania) y países orientados al consumo, como EE. UU. (3) Cada país del G-20 estuvo de acuerdo en someter a revisión entre iguales ("peer review") sus políticas económicas y a ser monitoreados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). (4) EE.UU. se comprometió a incrementar y acelerar sus ahorros, a reducir su déficit comercial y a trabajar en su enorme déficit fiscal; al mismo tiempo se espera que China, Japón y Alemania reduzcan sus exportaciones mediante el incremento de sus consumos e inversiones internas. (5) Subir los niveles de capital en los bancos e instituciones financieras para reducir el riesgo y mantener reservas para amortiguar pérdidas esperadas o inestabilidades provocadas por el mercado de créditos. Este punto generó desacuerdos: Japón argumentó que sus bancos son más conservadores que los de EE. UU.; y Francia y Alemania (que son los que trabajan sus bancos con menores reservas de capital) no quieren utilizar más efectivo como reserva dado que podrían usar ese dinero en desarrollar sus economías.

(6) Aunque todos los miembros del G-20 están de acuerdo en que el reparto de bonos o dividendos a los ejecutivos de los bancos tuvo que ver con el origen de la crisis, no aceptaron la propuesta de Francia de poner topes al reparto en función de las ganancias; EE.UU y Gran Bretaña estimaron que era muy complicado. El acuerdo logrado va más en el sentido de crear incentivos para que se eviten abusos. (7) Todos los países del G-20 se comprometieron a idear políticas que permitan, para finales de 2010, cerrar las instituciones financieras con problemas o que se considere que van a quebrar ("too big to fail"). (8) A China y a los países asiáticos se les asignará mayor voto y peso en el FMI y en el Banco Mundial. (9) En relación a los países en desarrollo, los miembros del G-20 se comprometieron a reducir sus barreras a las exportaciones de productos agrícolas para finales de 2010. Sin embargo, esto se pone en duda, ya que la administración del presidente Obama no muestra interés en establecer nuevos tratados de libre comercio (como sucedía en la época de Bush) y se prevé que implementará más medidas proteccionistas.

Aunque la receta producida por el G-20 es larga, conviene discutir algunos de los acuerdos y comentarlos en relación al contexto salvadoreño. En primer lugar, analizadas en su conjunto, las medidas se dirigen a sacar a flote la economía de EE. UU., el país con el consumo más elevado del planeta (por ejemplo, Europa toda consume sólo un poco más de lo que lo hace Estados Unidos). Segundo, queda en evidencia que una economía basada en servicios (como la estadounidense), reducida en su productividad y orientada al consumo es insostenible. Tercero, los países en desarrollo siguen sin esperanza; siguen siendo entendidos como exportadores agrícolas sin ninguna influencia en la economía global. Y, finalmente, el mensaje enviado por el G-20 es que las ganancias de los banqueros no se tocan.

Veamos ahora el contexto salvadoreño. El Salvador, en los últimos 20 años, ha seguido el modelo neoliberal dedicado a los servicios, a fomentar el consumo de manera desproporcionada, y cuya lógica es que China se dedica a producir y EE. UU., a vender. Este modelo fracasó por varias razones. Al renunciar Estados Unidos a la producción, era de esperarse que el desempleo se incrementara en algún momento. Y si el enfoque estaba en vender y consumir sin considerar el ahorro, las ganancias terminaban en pocas manos. Al haber escases de dinero, se abrió un mercado irracional de créditos (para mantener el ciclo vender-consumir) que fue aprovechado por estafadores financieros que finalmente quebraron la economía norteamericana y arrastraron al mundo a la crisis actual.

Los beneficiados de este consumo excesivo fueron los principales países exportadores hacia Estados Unidos, y que han sido los primeros en salir de la recesión (China y Alemania). Es obvio, entonces, que las medidas acordadas por el G-20 para romper el desbalance entre países exportadores y consumistas buscarán que Japón, Alemania y China desarrollen sus consumos internos y que las inversiones las realicen en sus propios países, mientras Estados Unidos reactiva su producción, incrementa sus ahorros y estabiliza su mercado financiero. ¿Cumplirán China y Alemania esta propuesta? Lo más seguro es que no.

La economía de El Salvador, al adoptar este modelo que privilegia la venta-consumo sin producción (obviamente, con las diferencias en escala), descuidó la producción en general y la agrícola en particular, que era la que producía la mayor cantidad de empleos en el país (lo que explica el incremento de la migración de salvadoreños en los últimos años). Además, nuestra economía se concentró en fomentar el consumo teniendo como base los más de 3 mil millones de dólares anuales provenientes de las remesas. Luego, se tomó la estrategia de convertir al país en un centro de logística, para así continuar en la lógica de vender-consumir y esperar que otros inviertan para generar empleo. Aunque las estafas financieras han sido pocas en número, la banca salvadoreña terminó en manos de bancos internacionales, los cuales, tras el anuncio de la crisis, aumentaron de manera irresponsable sus tasas de interés, lo que terminó de ahogar la economía familiar de los salvadoreños. Si las familias no tienen ahorros sino deudas, es difícil que inviertan en crear pequeñas empresas o se dediquen a la producción de algún producto.

Por otra parte, si no se tiene capacidad productiva, no hay capacidad exportadora. En nuestro caso, para desarrollar la segunda se recurrió al subsidio a las exportaciones, el cual no es sostenible y sólo ha beneficiado a un grupo pequeño de empresas. Al estar configurada la economía del país así, el sector empresarial está mayoritariamente orientado a comprar y vender, sin interés en invertir para producir. Esto explica que buena parte del gran capital salvadoreño se expanda a través de inversiones en hoteles y centros comerciales en Centroamérica. Algo que si bien incrementa las ganancias de la gran empresa, no le trae ningún beneficio al salvadoreño común.

¿Qué falló, entonces, en el modelo económico de los EE. UU. y de El Salvador? La respuesta es simple. Puestos a decidir quién generaba y obtenía más riqueza, los neoliberales apostaron por los vendedores antes que por los productores; y, por lo tanto, adoptaron la regla simple vender-consumir, dejando que otros asumieran el riesgo de producir. Las consecuencias de este modelo son la crisis financiera y la recesión económica. Ojalá los economistas y los tanques de pensamiento hayan aprendido la lección y ahora generen ideas que le den racionalidad al modelo o le den vuelta.

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Anónimo
05/10/2009
15:41 pm
El problema del vender-consumir, entre otros, es que entre esas dos acciones hay un guión que las une: la disponibilidad de dinero. Hasta ahora se había estado evitando la crisis porque aún había algo de dinero circulando; después empezó a escasear, por lo que se tuvo que empezar a acceder a los crétitos(que aún eran atractivos); luego se hizo más escaso, por lo que, fieles a la ley de la oferta y la demanda, los bancos cobraron más por lo que prestaban(los créditos empezaron a ahogar a sus clientes); hasta que finalmente ya no hubo más: y el mundo se detuvo. Si los que venden (y producen) repartieran más de lo que reparten y si, además, lo repartieran entre más personas(no sirve darle millonarias bonificaciones al ejecutivo, si él no se encuentra dentro de la masa de consumidores), entonces el dinero no escacearía (tanto) y de esta manera la rueda de caballitos
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Anónimo
05/10/2009
10:43 am
Me gusto el articulo ya que describe mejor las conclusiones en que llegaron el grupo G20.Desafortudamente paises como Australia en que supuestamente es mas "democratico" los ejecutivos se brindan unos sueldazos, increibles que es un total insulto a la clase trabajadora y al pais en general. Varios paises de Europa no creen en la economia gringa y tienen razon debido a que ellos crearon esta gran crisis. Si en realidad hay seriedad en el asunto tendrian que llamar a todos los paises especialmente a los mas industrializados una comision como la que hubo durante los 30
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