Fue por la corrupción

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Proceso
27/05/2021

Las diversas reacciones, sobre todo a nivel internacional, por lo ocurrido el 1 de mayo en la primera sesión plenaria de la nueva Asamblea Legislativa, han hecho preguntarse a no pocas personas ¿Por qué el gobierno procedió de esa manera? ¿No previó las consecuencias de promover un golpe de Estado al Estado de Derecho? ¿Por qué no esperó más tiempo para elegir funcionarios ungidos por el Presidente de la República?

Las preguntas parten de la convicción de que respetando los procesos que manda la ley, tanto para destituir funcionarios como para el nombramiento de sus sustitutos, el gobierno tiene la correlación de fuerzas para haber conseguido exactamente el mismo resultado respetando la legalidad. Las preguntas son más pertinentes cuando se constata que cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, entre ellos su presidente que es a la vez presidente de la Sala de lo Constitucional,  terminaban su periodo en junio próximo. ¿Qué costaba esperar un mes? Es más, como han dicho algunos, podían iniciar después otro proceso contra alguno o algunos magistrados de la Sala de lo Constitucional hasta destituirlos y sustituirlos por otros afines al gobierno. Por otro lado, el período del Fiscal General de la República terminaba en el mes de diciembre de este año. Antes de que terminara 2021 los nuevos diputados hubiesen elegido a un Fiscal General del agrado del presidente Bukele. Es decir, si hubiese seguido, aunque sea para respetar las formas, el procedimiento legal que define las causas por las que los magistrados o el Fiscal General pueden ser destituidos y cumplido los requerimientos para nombrar a los sustitutos, el gobierno hubiera tenido siempre contentos a sus seguidores y hubiera callado a sus críticos. Con la correlación de fuerzas que el presidente tiene a su favor, no necesitaba violentar tan descaradamente las leyes.

Entonces, ¿Por qué tanta prisa? ¿Por qué exhibir esa prepotencia dañando todavía más la imagen internacional del gobierno y sobre todo la del presidente? ¿Por qué no espero tan solo unos meses y evitar todas las consecuencias que están a la vista?

La versión de Bukele y de los funcionarios es que “están limpiando la casa de corruptos” y urgía hacerlo cuanto antes. Las masas seguidoras del presidente han coreado esta versión porque están de acuerdo en que se vayan los corruptos. Pero cuesta creer que el gobierno y su equipo de asesores no hayan tenido la lucidez para evitar hipotecar la relación internacional más importante para el país como lo han repetido ellos mismos refiriéndose a los Estados Unidos. Hay una línea de interpretación distinta que explica mejor la aparente miopía política del gobierno. El presidente ordenó a los diputados el golpe de Estado no porque quiera limpiar la casa de corruptos, sino por todo lo contrario. En realidad a quien le urgía destituir al gobierno era al Fiscal General. ¿Por qué? Porque el titular del Ministerio público tenía ya en su poder 12 casos de corrupción preparados por la CICIES en los que salen implicados altos funcionarios de su gobierno.

Un presidente que vive de la popularidad no puede permitir que salgan a la luz pública los casos de corrupción de sus funcionarios. Por ejemplo, la pequeña lista de personas vinculadas a la corrupción y el narcotráfico revelada por el Departamento de Estado, en la que aparecen funcionarios, exfuncionarios y socios de Bukele, fue como poner sal en una herida. Por eso el gobierno tiene que tapar, a cualquier precio, que salga a la luz la corrupción cada vez más difícil de ocultar en su gobierno. Sin embargo, no era suficiente destituir y sustituir al Fiscal. El gobierno sabe perfectamente que lo hecho el 1 de mayo viola la ley y la Sala de lo Constitucional hubiese declarado inconstitucional, tanto la destitución como la sustitución del Fiscal General. Además, la llamada Ley Alabí, aprobada después, seguramente hubiese sido declarada también inconstitucional porque otorga impunidad a los que hicieron negocios durante la pandemia. Tanto el Fiscal como los magistrados de la Sala de lo Constitucional no fueron destituidos para limpiar la casa de corrupción, sino para poder ocultar la corrupción en este gobierno. Esa sería la verdadera razón de la prisa por quitar del camino a los titulares de esas instancias del Estado. Y eso solo se podía lograr nombrando a los funcionarios genuflexos al poder. Solo así se puede explicar la bobería política del 1 de mayo y solo así se puede explicar que corrieran el riesgo de ser depositarios de la condena de la comunidad internacional.

 

* Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 46

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