Sobre la Ley Bitcoin: “Es probable que esto sea un desastre para el país, pero es típico del estilo errático del gobierno de Bukele.”
Tomado de “El Salvador está imprimiendo dinero con Bitcoin”, David Gerard, revista Foreign Policy
En El Salvador, la economía familiar se deteriora cada día a causa de incrementos sostenidos en los combustibles, el aumento de precios en los alimentos básicos y el aumento de los materiales de construcción, entre otros. Sin embargo, la propaganda del Gobierno no deja que las personas puedan ver su realidad y, más bien, se les entretiene con la ficción del discurso gubernamental de que todo marcha bien en el país. Como muestra la última encuesta de opinión pública de la UCA, la propaganda de Bukele ha sido exitosa en cambiar la verdad por la mentira, de tal forma que la “opinión” de las personas es básicamente un eco de lo que dicta la propaganda gubernamental. Así funciona lo que en la literatura política se llama propaganda totalitaria, que es cuando la persona-ciudadano se convierte “en consumidor siervo del dirigismo psicológico” del gobierno. Es decir, se instaura una propaganda que busca paralizar el análisis racional y la capacidad crítica de las personas (Iturbe, J.R, 2011).
Bukele ha intentado borrar de la conciencia ciudadana el golpe al Estado de Derecho ocurrido el pasado 1 de mayo, el fracaso de su publicitado Plan Control Territorial y su errada política exterior en torno a la relación con los Estados Unidos. A estos hechos, Bukele agregó a la ya maltrecha economía del país (golpeada por años por el capitalismo financiero) un cambio absurdo en su política monetaria y fiscal al mandar a aprobación de la Asamblea Legislativa la Ley Bitcóin. Es decir, el presidente salvadoreño sumó más capitalismo al capitalismo salvaje ya imperante al introducir una moneda especulativa, volátil y de mucho riesgo. De esta forma, el presidente agrega una nueva incertidumbre a la vida cotidiana de las personas que, de por sí, viven angustiadas por sobrevivir el día a día.
No es de extrañar entonces que la revista Foreign Policy, en tono burlesco, publique un artículo titulado “El Salvador está imprimiendo dinero con Bitcóin” en el que su autor dice claramente que “es probable que esto sea un desastre para el país, pero es típico del estilo errático del gobierno de Bukele.” Con respecto al poco tacto y discernimiento de Bukele para tomar este tipo de decisiones, podríamos retomar algunas palabras de Nietzsche quien afirma que “lo que excita a los jóvenes es la efervescencia que suscita una causa. Ver, por así decirlo, la mecha encendida, no la causa en sí ”. El rechazo de la población a la Ley Bitcóin ha ido en aumento y es probable que la burbuja ficticia en la que vive Bukele y su grupo se reviente o, más bien, que “la mecha encendida” empiece por derretir su política del espectáculo.
Tampoco se debe perder de vista que, mientras se habla sobre la Ley Bitcóin, el vicepresidente de la República, Félix Ulloa, redacta una nueva constitución a la medida de Bukele. Con este paso, se estaría consolidando en el país una autocracia o, más bien, una dictadura. Norberto Bobbio define las características de lo que se considera una dictadura moderna: “...lo que distingue el carácter de la dictadura moderna de su forma clásica es la extensión del poder que ya no se limita a la función ejecutiva, sino que se extiende a las funciones legislativas e incluso constitutivas, la preparación de la nueva constitución que completaría la fase revolucionaria, demostrando así más allá de toda sombra de duda que la característica sobresaliente de la dictadura revolucionaria es el ejercicio del poder soberano por excelencia: es decir, el poder constitutivo”.
De igual forma, Bobbio al final de su libro “Democracy and Dictatorship: The Nature and Limits of State Power” (1989) plantea que “el término dictadura ya no indica genéricamente el dominio de una clase, sino una forma de gobierno; es decir, un modo de ejercitar el poder. El término [dictadura] ahora se extiende a todas las formas antidemocráticas de ejercicio del poder”. Quizá la forma en que se ha tratado judicialmente al exalcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, es un buen ejemplo de un modo dictatorial de ejercicio del poder, tal como lo señaló ya el Cardenal Gregorio Rosa Chávez: “creo que ha sido una especie de linchamiento público que se ha hecho con esta persona”, comentó el religioso en una conferencia de prensa.
Al respecto del ejercicio del poder, escribe Nietzsche “solo los hombres más exasperados y ávidos de sentimiento de poder pueden experimentar más deleite marcando con su sello a quienes se les resisten, puesto que les resulta cargante y aburrido contemplar a quien ya está sometido”. Bukele ha dado muestras suficientes de ser autoritario y de ejercer el poder de manera antidemocrática. La formulación y aprobación de la Ley Bitcóin es tan solo una muestra más de ello.
* Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 50.