Mal servicio policial

20
Rodolfo Cardenal
21/01/2016

La solicitud de la Policía a la Fiscalía para que investigue a una empresa mediática por “apología del delito” y por cuestionar la autoridad de ambas instituciones dice más de lo que parece; pone de manifiesto la impotencia de las instancias encargadas de perseguir e investigar el delito, rebasadas por una realidad criminal de gran envergadura. A los jefes policiales parece haberles molestado sobremanera que se pusiera en evidencia la pérdida efectiva del control territorial por parte del Estado, algo que está a la vista de todos. La teoría política clásica puntualiza que el Estado es débil cuando pierde el control de su territorio y cuando la recaudación tributaria es inferior a lo establecido por la ley.

El Estado salvadoreño perdió el control de alrededor de un tercio del territorio nacional —más del rural que del urbano, quizás— durante la guerra civil. En la actualidad, no tiene control efectivo de inmensas porciones del país. Si no, cómo se explica que las pandillas cobren impuestos o extorsionen, administren justicia —sin duda, ilegal, injusta y cruel, pero justicia al fin de cuentas—, decidan sobre el sitio de residencia y la propiedad, autoricen el tránsito de personas y vehículos, paralicen el transporte y la actividad económica a su antojo o conveniencia.

A las autoridades de la PNC parece haberles sacado de sus casillas que se haya evidenciado que la autoridad en muchos territorios la detentan los pandilleros, no sus agentes, a pesar de sus discursos elocuentes, de su armamento pesado y su negra parafernalia, de sus patrullajes y de sus operativos. Por mucho que les moleste, en muchas localidades, la mayoría de ellas densamente pobladas, no hay institucionalidad, ni autoridad, ni Policía, ni Ejército. Y los políticos solo penetran en esas zonas con permiso expreso de los jefes locales, que establecen horario y condiciones, y supervisan las actividades.

A los asustadizos conviene recordarles que la Policía tampoco tiene control efectivo de las calles de las ciudades y de las carreteras. La ley que prevalece en ellas es la de los buseros y la de los que violentan las normas básicas del tránsito vehicular de manera prepotente e impune. La razón es sencilla: la policía de tránsito está ausente; en la práctica, no existe en El Salvador. Los controles esporádicos en algunas carreteras no solo son ineficaces para lo que dicen pretender, sino que, además, son una contradicción, porque detienen el flujo vehicular allí donde debiera ser fluido.

Si a los jefes policiales tanto les preocupa que el periódico en cuestión alarme a una población ya atemorizada, el ocultamiento de la realidad de las colonias, los pasajes y los asentamientos rurales no producirá la seguridad ciudadana que dicen desear. Negar la realidad no la transforma. Más bien es muy alarmante que la dirección policial se conforme con esconder la inseguridad para producir seguridad. Otra llamativa contradicción.

El problema es antiguo, se remonta a los Gobiernos de Arena, que apostaron por mantener activos a miembros de los antiguos cuerpos de seguridad militarizados, y al FMLN, que negoció elementos importantes de los Acuerdos de Paz con tal de introducir a sus combatientes en las filas de la PNC. Desde entonces, lo que debía ser una policía civil, que garantizara la seguridad y la convivencia ciudadana, se convirtió en un cuerpo armado, más militar que civil, más represivo que abierto a la ciudadanía, ineficaz para combatir la organización criminal. En buena medida, la responsabilidad es de los políticos, muy dados a los despliegues publicitarios y a la grandilocuencia.

La petición de los jefes policiales a la Fiscalía refleja más el miedo de una PNC desorientada e impotente que una preocupación institucional por la seguridad ciudadana. Así no se puede combatir el delito. Ayudar a los habitantes amenazados por los pandilleros a abandonar sus viviendas es cosa buena, sin duda, pero eso no es lo que se espera de la Policía. Una corporación aún más represiva, similar a los antiguos cuerpos de seguridad, tampoco garantiza la seguridad y la convivencia ciudadana.

Utilizar el argumento del secreto de Estado para ocultar los mapas que muestran el control territorial de las pandillas es una simpleza, porque el hecho es público, aunque se conozca de manera fragmentada. Los mapas proporcionarían la visión global del fenómeno. Pero por eso mismo, mostrarlos sería poner en evidencia la extensión y la gravedad de la incompetencia institucional. Muy mal servicio hacen estos jefes policiales a la ciudadanía y al Gobierno cuando se refugian en un falso concepto de institucionalidad para esconder ineptitudes, ineficiencias y desatinos.

Lo más visitado
6
Anónimo
27/01/2016
13:12 pm
La misma policía desde bases fue minada y preparada con regímenes militares; desde esa óptica la represión siempre se ha visto como solución restando importancia a la prevención. Es evidente que hay un control territorial de facto, una pésima investigación, abuso de autoridad (todo mundo es sospechoso, lo cual genera estrés y acoso) y corrupción a todo nivel, generando más impunidad y poco interés en cohesionar esfuerzos con diferentes actores locales y gubernamentales, porque resta réditos electorales, lo cual podría ser a la inversa. Se debe dar salarios justos, pero se debe exigir y fiscalizar resultados. Esas argollas de poder en la policía deben salir ya, y dar paso a verdaderos liderazgos.
0 0 0
Anónimo
26/01/2016
18:37 pm
El gobierno, la policía y los políticos desde los tiempos de ARENA en el gobierno hacen lo mismo para confrontar el problema de pandillas. Si quisieran resolverlo ya lo hubieran hecho. Las llamadas que hacen tienen un hilo, el dinero que extorsionan tiene una hebra, el que empuja el gatillo tiene donde esconderse y es conocimiento publico. Hay que hacer algo radical y diferente: poner atención a las comunidades, areas donde no hay pandillas. Unir estas comunidades por medio de programas sociales y ayuda para estos jóvenes. Una vez estas comunidades, sin pandillas, aislarán a las que tienen pandilleros. Presencia solidaridad de la PNC con estas comunidades. Hacer trabajo con estos jóvenes limpios. No llegar con la actitud de que por ser joven ya eres pandillero.
0 0 0
Anónimo
22/01/2016
11:45 am
El control territorial de las pandillas ya es del conocimiento de toda la población. El Diario de Hoy nos lo recuerda diariamente y existen mapas del control territorial de las pandillas que manejan ONGs y diversas instituciones. Lo que EDH hace es amarillismo puro y duro. Lo que la policía no quiere hacer público es información de inteligencia que puede servir para combatir el problema, no entender eso es querer buscar protagonismos apelando a agradar al mínimo denominador común, el alarmista que nos dice que el país ya está en un Estado fallido. A lo que se quedó padre.
0 3 5
Anónimo
21/01/2016
19:44 pm
Es necesario que el gobierno se ponga del lado del pueblo, ya no pueden seguir con más mentiras, la injusticia prevalece y con ello todo lo que se relaciona a la violencia, da mucho coraje ver como hacen todo lo contrario a lo que dicen, para luego meternos publicidad intravenosa para tratar de domirnos, la indiferencia de los cuerpos de seguridad, no tienen investigación eficaz, vivo en Santa Tecla, en una colonia con muralla de alambres de razor y seguridad privada, pero aún así a plena luz del día hemos visto como se han subido pandilleros a los techos de las casas de la colonia y bajan por los postes de la luz, la colonia topa con una marginal, se dió parte a la policía que no hacen más que dar instrucciones que nos protegamos como vecinos, estamos hartos de la indiferencia y la ineficiencia, no investigan nada y luego la publicidad intravenosa.
0 8 1
Anónimo
21/01/2016
13:58 pm
Más allá de la cifra de homicidios -que es el atril desde el que se expresa la temática de la inseguridad ciudadana- lo que la población más reciente es esa presión y control que las pandillas ejercen en los territorios que ejercen gobierno. Y lo grave del asunto es que el accionar de los organismos gubernamentale carece de inteligencia, de audacia y de creatividad. Es importante generar componentes comunicacionales, en los que por ejemplo se confronte de manera simple, comprensible, pero profundamente racional, la forma de vida de las personas que integran el fenómeno pandilleril, debastando la autoridad moral usurpada a los educadores y otros actores comunitarios importantes; además es necesario fortalecer y profundizar acciones que rodean la integración familiar (con todos los bemoles que esta institución sociológica pueda presentar en nuestro medio), lo que se enfilaría con un componente estratégico de propiciar golpes selectivos de autoridad, entre varias otras...
0 5 4
Anónimo
21/01/2016
13:41 pm
Muy de acuerdo, El Estado debe reconocer la magnitud del problema para afrontarlo de forma objetiva y eficaz, pero es que tambien debemos reconocer que EDH y otros periodicos son el ojo y la voz de los principales detractores (ARENA y otros) del gobierno actual, (al que no estoy defendiendo); es decir, es necesario entender que ante un problema real, todos los que formamos parte de la sociedad debemos ser participes de la solucion, lastima el daño que hace la vision politica de la realidad y las soluciones cortoplacistas.
0 8 1