Tercer año de Bukele, más poder y menos democracia

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Alberto Morales
03/06/2022

El 1 de junio de 2022 se completó el tercer año de mandato del presidente Nayib Bukele. Un año más de poca presencia pública, pero mucha en redes sociales, donde posiciona sus temas de interés y ataca a sus “enemigos” de forma descarada y muchas veces fuera de tono. Con fines periodísticos, entablé conversaciones con analistas y académicos para realizar un panorama del país a tres años de la actual administración de gobierno.

Gabriela Santos, catedrática del Departamento de Ciencias Jurídicas de la UCA, se remontó al 28 de febrero de 2021, cuando el partido Nuevas Ideas obtuvo la mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa, y que tomó posesión el 1 de mayo de ese mismo año. De acuerdo con Santos, a partir de este momento la frágil democracia de El Salvador comenzó a debilitarse más y  se convirtió en una fachada del régimen autoritario. Además, según Santos, el dominio del partido Nuevas Ideas en la Asamblea Legislativa ha implicado que el presidente de la República controle al Órgano Legislativo y al Órgano Judicial, a partir de las destituciones ilegales de los magistrados de la Sala de lo Constitucional que los nuevos diputados realizaron en su primera sesión plenaria.

Con ello, la separación de poderes fue anulada completamente debido a la matonería legislativa ejercida por la bancada de Nuevas Ideas. Esta ausencia de controles interorgánicos y de pesos y contrapesos marcó la pauta de lo que vendría en el tercer año de gobierno de Bukele. Todo quedó servido para el autoritarismo. Según la catedrática, a partir de este momento, “tenemos esta dinámica perjudicial, que va también en contra de los derechos humanos, porque toda concentración del poder lleva implícito la vulneración a los derechos humanos. Necesitamos que el poder esté controlado, que el poder esté limitado”.

Con esta premisa, se entiende que existe una correlación entre concentración de poder, autoritarismo, corrupción y vulneración a los derechos humanos. Las prácticas de abuso del poder y de corrupción implican, en la mayoría de ocasiones, el abandono de políticas públicas encaminadas al bienestar social y al mejoramiento de la calidad de vida de la población, a cambio del beneficio de unos pocos. Por supuesto, todo ello ha estado acompañado de una amplia presencia militar en las calles. Los derechos humanos nunca estuvieron tan desestimados y desamparados como hoy.

Por su parte, Wilson Sandoval, del Centro de Asesoría Legal Anticorrupción, (ALAC) de la Fundación Nacional para el Desarrollo  (Funde) lamenta la situación en que se encuentra el país, en términos de Estado de Derecho. De acuerdo con Sandoval, las prórrogas al régimen de excepción son la mejor evidencia de que el publicitado Plan Control Territorial nunca existió o que se traducía en negociar la disminución de los homicidios con las pandillas, a cambio de beneficios para sus miembros. La consecuencia es que, al cumplirse el tercer año de gestión de Bukele, la población enfrenta una pérdida de garantías constitucionales que ha tenido como consecuencia la detención arbitraria de cientos de personas, de las cuales, al menos, 20 habrían fallecido bajo la custodia del Estado. Sandoval también lamentó la desarticulación que está sufriendo el sistema democrático salvadoreño, debido, entre otras cosas, a la existencia de la intención subrepticia, pero también evidente de Nayib Bukele para buscar la reelección en las próximas elecciones presidenciales de 2024. Sus diputados, sus magistrados de la Sala de lo Constitucional y su vicepresidente, Félix Ulloa, están en esa tarea.

Además, en este tercer año de gobierno, Ulloa presentó al Ejecutivo una propuesta de una nueva Constitución que, según analistas y diversos sectores de la oposición política, también buscará legitimar al nuevo régimen autoritario de Bukele, como lo hizo la Corte Suprema de Justicia, en septiembre 2021, al emitir una resolución en la que abre las puertas a la reelección presidencial. Para Wilson Sandoval, esta situación de descomposición de la democracia se seguirá agudizando hasta que nuevas fuerzas políticas y nuevas alternativas sociales surjan en respuesta al autoritarismo del actual Gobierno.

Lastimosamente, el populismo punitivo sigue dando frutos ante la opinión pública, que sigue aprobando la gestión del actual mandatario. Pese a ello,sigue siendo necesario resistir a lo que se viene, en términos sociales, políticos y económicos.

 

* Alberto Morales, de Audiovisuales UCA. Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 91.

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