“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, es una frase muy popular que recoge una ley de propaganda atribuida al nazi Joseph Goebbles. Repetir algo muchas veces es una fórmula clásica para que una falsedad se asuma como verdad. En Psicología esto se conoce como el efecto “ilusión de verdad” y muy frecuentemente los políticos se aprovechan de él. En la actualidad salvadoreña se impone una narrativa que es repetida por la mayoría de la población sin preguntarse por su veracidad. Ante este tipo de situaciones, hay una herramienta que ofrece el potencial para desvelar si una narrativa es verdad o si solo es una manera disfrazada de ocultarla. Ignacio Ellacuría creó y aplicó “el método de historización de los conceptos”1 que tiene a la base la Filosofía de la Historia de Xavier Zubiri que plantea que la historia es un dinamismo de apropiación de posibilidades que la realidad le ofrece al ser humano. La historización es un método que supone que los conceptos tienen que ver no con abstracciones sino con realidades, es decir, la verdad de un concepto no está en su formulación sino en sus resultados. De lo que se trata entonces es de analizar lo que se proclama, qué es lo que anuncia, qué pretende lograr, pero a continuación ir a la realidad concreta para comprobar si lo que se anuncia se cumple o no. Si un concepto anuncia una cosa pero en la historia produce algo distinto y hasta contrario, entonces ese concepto está ideologizado. Para Ellacuría la ideologización consiste en el uso perverso de la razón que pretende manipular la verdad, anunciando una cosa pero pretendiendo en el fondo alcanzar otra. La ideologización radica en la “racionalización encubridora y falsificada de intereses reales”.2
Por eso Ignacio Ellacuría sostiene que el método de historización de los conceptos es principio de desideologización. Las ideologías dominantes viven, dice, de una falacia fundamental: “la de dar como conceptos reales e históricos, como valores efectivos y operantes, como pautas de acción eficaces, unos conceptos o representaciones, unos valores y unas pautas de acción que son abstractos y universales.”3 Además, también el método de historización es principio de verificación en la medida que permite “ver cómo se está dando en una circunstancia lo que se afirma abstractamente...”4
Ellacuría aplicó este método a tres conceptos que eran parte de la narrativa oficial de su tiempo: A los derechos humanos, a la propiedad privada y al bien común. En todos demostró que había ideologización, es decir, un uso de la razón que pretendía encubrir y falsear la verdad pues causaban, en la realidad histórica, resultados contrarios a los que proclamaban en su discurso.
Como decíamos arriba, lamentablemente hoy sigue siendo frecuente que en el discurso se diga una cosa pero que en la realidad se produzca otra. La situación que vive el país es ocasión propicia para aplicar el método de historizar los conceptos porque nos llevaría a determinar la ideologización o no de premisas que se repiten como verdaderas sin fundamentar que realmente lo son. El espacio aquí no permite hacer un ejercicio con la profundidad que amerita, sin embargo, historizar algunos conceptos que conforman la narrativa oficial ofrecen una buena oportunidad para aportar al país desde la reflexión académica anclada en la realidad. Por ejemplo, una estrategia fundamental –quizá la más elaborada- del actual gobierno es la estrategia mediática. La popularidad del presidente descansa, en gran medida, en su narrativa y en el influjo masivo que tiene en la opinión de la mayoría. El método de historización de conceptos sería ideal aplicarlo a premisas muy populares como “cuando nadie roba el dinero alcanza”, “estamos construyendo la verdadera democracia” o “el pueblo así lo quiere”. Por ejemplo en este último caso, sería interesante comenzar desentrañando lo que significa que “el pueblo así lo quiere”. En el discurso oficial, todo lo que se hace es porque “el pueblo así lo quiere” apelando a la mayoría de la población que votó por ellos. Cuando se han depuesto y sustituido funcionarios sin el debido proceso, cuando se han aprobado decenas de leyes y se ha dado luz verde para negociar créditos millonarios y hasta cuando se aprobó con dispensa de trámite y sin discusión el curso legal de una tercera moneda en el país, se recurrió a justificar las decisiones con la premisa “el pueblo así lo quiere”. Decir que todo lo que se hace es por voluntad del pueblo, equivale a decir que todo lo que se ha aprobado es por el bien común, es decir, por el bien de todos y todas. Si todo lo que hace el gobierno es para el bien común, convendría comenzar a preguntarse si lo actuado en la realidad por el gobierno beneficia y cómo a la mayoría de la población. Algunas preguntas generadoras podrían guiar la historización, por ejemplo ¿En qué beneficia a todo el pueblo ocultar toda la información oficial sobre gastos durante la pandemia? ¿Qué gana el pueblo cuando no se investiga a funcionarios señalados por actos de corrupción? ¿En qué beneficia a la mayoría que se destituya a funcionarios que en teoría iban a investigar esos casos de corrupción? ¿Qué de provechoso puede ser para la población que se rompa con la Cicies −que fue una apuesta del presidente para investigar casos de corrupción−? ¿En qué beneficia a la población que come al día la introduccción del bitcóin como moneda de curso legal? ¿Quién se beneficia realmente de estas medidas?
La presente reflexión quiere señalar la importancia de cuestionar todo discurso, sobre todo, cuando se da por cierto sin ningún cuestionamiento. Lo que sucede en el país representa un “kairós”, un tiempo propicio, para aplicar el método de historización y comprobar si las premisas en las que descansa el discurso oficial responden a la verdad o son conceptos ideologizados que falsean la realidad y esconden los verdaderos intereses que están siendo favorecidos.
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Referecnias
1. Entre muchas fuentes, se puede ver: Serrano, Omar (1995); La historización del concepto de desarrollo en el Plan económico-social del gobierno de El Salvador 1989-1994; pp 14-18. Trabajo de graduación para la Licenciatura en Filosofía, UCA.
2. Ellacuría, I. (1976), La historización del concepto de propiedad como principio de desideologización, ECA 335-336, p. 587
3. Op. Cit.
4. Ellacuría, I. (1978), Historización del bien común y de los derechos humanos en una sociedad dividida, en Tames, E. y Trinidad, S., Capitalismo: violencia y anti-vida, Ed. Universitaria Centroamericana, San José, Costa Rica, p. 587
* Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social. Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 50.