Vamos, (otro) partido de “inspiración cristiana”

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Después de los Acuerdos de Paz en El Salvador, los partidos similares a Vamos, hasta el momento, habían sido aquellos partidos "nuevos", con un líder bien identificado (casi unipersonales), autoidentificados como de centro o de derecha, que se proclamaron de "inspiración cristiana" y que participaron con pocas o nulas oportunidades contra los ya consolidados Arena y FMLN.

Algunos de estos partidos minoritarios han sido el Partido Pueblo Unido Nuevo Trato (PUNTO) de Francisco Ayala de Paz, Fuerza Cristiana (FC) de Mauricio Meyer, el Partido Salvadoreño Progresista (PSP) del coronel René Hurtado o el Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS) de Óscar Lemus. De estos, ninguno logró ser competitivo. En esta lista hay que agregar casos especiales como el Movimiento de Unidad (MU) de Jorge Martínez y el Movimiento de Solidaridad Nacional (MSN) de Edgardo Engelhard, que sí alcanzaron algún escaño legislativo, pero que tuvieron una duración breve.

Sin embargo, actualmente existe una crisis de representación (entendida como una pérdida de confianza hacia los partidos tradicionales) que ha golpeado tanto a Arena como al FMLN. Estos partidos han disminuido su capacidad para movilizar opiniones favorables a ellos y para atraer la simpatía de votantes insatisfechos, lo que ha abierto oportunidades a nuevos partidos. Dicho en forma concreta, Vamos tiene una serie de ventajas que le permiten ser optimista en este escenario: a)compite en un contexto de crisis de representación partidaria, b) sus discursos se proyectan contra las prácticas de los partidos tradicionales (que cuentan con poca confianza de la opinión pública). Sin embargo, aunque estas condiciones son necesarias para que compitan nuevos partidos políticos, no resultan suficientes para volver a Vamos un partido atractivo para el electorado, ya que estas condiciones también las poseen otros partidos nuevos. Entonces, ¿Qué le falta a Vamos para ser competitivo?

En primer lugar, a Vamos le hace falta establecer una identidad con figuras fuertes que le cohesionen. En las elecciones 2019, Vamos coqueteó con la "etiqueta" de ser un partido confesional o de tipo religioso, liderado por Josué Alvarado (su fundador y financista principal) pero obtuvo resultados bastante pobres. Para la campaña electoral 2021, el rol de Alvarado ha pasado a segundo plano y no ha sido retomado contundentemente por ningún otro liderazgo del partido. A partir de ello, se puede afirmar que el partido busca construir una nueva ideología, con nuevos líderes que lo sostengan. Existen esfuerzos como los de Claudia Ortiz, candidata a diputada por San Salvador, o de Roberto Rivera Ocampo, candidato a diputado por La Libertad, entre otros, que buscan proyectar candidaturas profesionales que también apuestan por lo que llaman “un humanismo cristiano de centro, que defiende la vida y la familia”, pero ellos mismos han dicho que este no es un asunto central de sus planes, sino más bien un asunto cuasi periférico. Así parece que su identidad y liderazgos todavía se encuentran difusos y sin una idea totalmente clara de su proyecto.

En segundo lugar, a Vamos le falta colocarse en la agenda del público, los medios de comunicación y de sus rivales políticos. Las candidaturas de Vamos, en general, han buscado mostrarse como coherentes, sobrios y alejados de "un uso populista de la religión" y de cierta manera lo han logrado. Sin embargo, han tenido poca capacidad para llamar la atención. Por un momento, el público se interesó en redes sociales por un video de Claudia Ortiz en el que insultaba a sus opositores o por un anuncio de Vamos que jugaba con la idea de que los candidatos de Nuevas Ideas en realidad son igual a los mismos de siempre, porque provienen de Arena, FMLN y Gana, esto no parecería ser suficiente para hacerlos despegar en preferencias electorales. Ante la disminución de las lealtades tradicionales, llamar la atención de los medios y de los opositores políticos es importante, pero no es suficiente, ya que los otros partidos apenas los mencionan y no son parte importante de la agenda de los medios tradicionales de comunicación.

En conclusión, Vamos debería analizar sus oportunidades y debilidades para consolidar su proyecto político y evitar el mismo destino de otros partidos similares que compitieron en el pasado. Esto es todo un reto en un país donde se avecina una dramática caída de los partidos tradicionales establecidos y que aún conserva muchos problemas en el área social, económica y ahora sanitaria por la pandemia de covid 19. Dichos problemas apenas son mencionados en la campaña.


* Luis Eduardo Aguilar, del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas. Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 30.

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Mariovargas
28/01/2021
22:33 pm
Es un tema interesante, por un lado, partimos como "Vamos" y "Nuestro tiempo" no están maduros ideologicamente hablando, los candidatos parece que estan siguiendo su propia agenda, y si, lo ideal seria que se alinearan a un discurso general y desde ahí partir, pero esos procesos llevan tiempo, tiempo que no se tiene ahorita. Están ante el escenario de una población civil desencantada con los partidos tradicionales, mucha gente votara por Nuevas Ideas por ese motivo, pero hay un sector de la población que no quiere votar por ARENA ni por el FMLN, para los que NI no es opción tampoco, y no quieren anular voto, es ahí donde pueden realmente conseguir que voten por ellos. Las encuestas les dan un porcentaje muy bajo, pero es posible que obtengan votos de los 'indecisos' y comenzar a formar parte del quehacer político del país.
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